LA PROCURADURÍA NACIÓ EN LA Constitución de 1830 como “agente del poder ejecutivo” para “defender ante los tribunales y juzgados la observancia de las leyes y promover ante cualesquiera autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas, los intereses nacionales y cuanto concierna al orden público”.
En las constituciones siguientes, las de 1832 y 1843, desapareció toda alusión, tanto al cargo como al Ministerio Público, pero en la de 1853 no sólo se revivió, sino que se dijo que el procurador general de la Nación era elegido por el voto directo y secreto de todo granadino.
Tal parece que la propuesta de revivirla y de elegirlo por voto popular fue de Florentino González, quien fue conspirador contra Bolívar en la Noche Septembrina. Y ha sido el único procurador en la historia elegido por voto popular, cuando por ese procedimiento ni siquiera se escogía al presidente de la República. Obtuvo 64.491 votos.
En algo se parecen Florentino González y el actual procurador. Primero, en lo santandereanos, a pesar de que el primero no era de Bucaramanga, sino de un pequeño municipio de ese departamento, Cincelada. Florentino apoyó al presidente Mariano Ospina Rodríguez en combatir “a las fuerzas subversivas” que comandaba el general Tomás Cipriano de Mosquera, y que pagaron con cárcel sus delitos. Y entonces pasó lo contrario: quien fue a la cárcel y al destierro fue Ospina.
Mas en lo que sí se diferencian los dos es en algo fundamental. Mientras Florentino González era ateo, con cuatro excomuniones, Ordóñez es católico, apostólico y argentino. Y altísimo, por lo menos en estatura.
Luego, algo va del uno al otro. Pero no me imagino a Florentino González haciéndoles antesala a los magistrados para que no lo revoquen, e inventándose falsas conspiraciones de organismos internacionales. Incomprendido, González prefirió irse al destierro a la Argentina, en donde murió. Y para mal de sus pecados, tuvo una hija monja. No tuvo cura.