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La Vicepresidencia

Óscar Alarcón

11 de marzo de 2025 - 12:05 a. m.
"Como Francia Márquez ya no es titular de ninguna cartera, ni le han fijado funciones, ni le han asignado ninguna tarea, ¿cómo justifican un sueldo para pagarle?": Óscar Alarcón.
Foto: Redes sociales @franciamarquezm

Desde los inicios de nuestra república, la institución de la Vicepresidencia siempre ha dado lugar a controversias. Las relaciones entre Bolívar y Santander comenzaron a deteriorase desde cuando el primero era presidente y el segundo era su vicepresidente. Luego, cuando Santander era el presidente y José Ignacio de Márquez su segundo, también la amistad se rompió. El hombre de las leyes venía ejerciendo el cargo y tuvo necesidad de pedir una licencia. En las elecciones siguientes, las de 1837, Márquez se lanzó y le ganó a José María Obando (candidato de Santander). A pesar de que demandaron porque era una reelección, por haber ejercido como presidente, la Corte sin embargo declaró valida la elección.

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Ahora rompen relaciones Gustavo Petro y Francia Márquez y esta queda por fuera de la nómina por no ser ya ministra de la Igualdad. ¿Y de qué vivirá? Porque la verdad es que, de acuerdo con nuestra Constitución, la Vicepresidencia no es un cargo, es una expectativa, como sostiene Alfonso Gómez Méndez. Solo actúa cuando la persona es llamada a ocupar la Presidencia, por faltas absolutas o temporales del titular.

Han cometido un error desde cuando el mismo 7 de agosto posesionan primero al presidente y luego el vicepresidente. Él o ella no tiene funciones, los mandatarios se las han creado para cuestiones específicas como la de haber sido ministra de la Igualdad, en el caso más reciente. Como ya no es titular de ninguna cartera, ni le han fijado funciones, ni le han asignado ninguna tarea, ¿cómo justifican un sueldo para pagarle?

En los propios Estados Unidos al vicepresidente lo llaman “su excelencia superflua”. John Adam, quien fue vicepresidente, decía: “Se trata de la función más insignificante que el ingenio humano ha podido inventar”. En el país del norte, por Constitución, es el presidente del Senado, pero en nuestro país nuestra Carta no le creó ningún cargo ni le fijó funciones.

Cuentan que una señora aseguraba haber tenido dos hijos: “Uno fue marino y no supe más nunca de él. El otro fue vicepresidente... y tampoco supe más nunca de él”.

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