Hace 100 años en Colombia no pasaba nada. La tranquilidad y la calma eran completas. El Gobierno no necesitaba servicio de inteligencia y los presidentes salían a la calle solos, a pie, sin guardaespaldas. A las cinco de la tarde terminaban su tarea, sin dejar sobre su escritorio asuntos pendientes. Así describía esas épocas Eduardo Zuleta Ángel en su biografía de López Pumarejo.
Pero entonces sucedió algo extraño, que hoy también sigue siendo extraño. Al presidente de la República, Marco Fidel Suárez, le tocó retirarse del cargo —no renunció— porque denunciaron que había vendido su sueldo. El mandatario, con voz tenue, casi...
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