Las ternas

Las ternas han dado para todo, hasta para ser eternas.

Ahora, cuando se barajan algunas, para fiscal, para defensor del Pueblo y de pronto para procurador, vale la pena hacer un repaso de lo que ha ocurrido con algunas en años pasados. El presidente Betancur, para la elección del procurador, debía enviar los candidatos a la Cámara (así establecía la Constitución de entonces). Integró la terna con Fernando Hinestrosa, Pedro Gómez Valderrama y Alfonso Reyes Echandía, asesinado en el Palacio de Justicia y padre del actual ministro Yesid Reyes. El primero renunció y se convirtió en externado, como la universidad que regentaba. Betancur, para hacerle un homenaje a su amigo y casi como de relleno, puso como reemplazo a Carlos Jiménez Gómez. Pero no contaba con la astucia de su paisano y compañero de tertulia y, contrario a lo que se pensaba (se daba por seguro al penalista Reyes), salió electo Jiménez, quien pacientemente les hizo lobby a los representantes, misión que jamás practicaron sus compañeros de aspiración.

Cuando el gobierno de Gaviria, se iba a elegir contralor y la terna quedó integrada por Hugo Palacios Mejía, Diego Moreno Jaramillo y David Turbay. Tan pronto se conoció la terna el presidente López llamó al segundo de los mencionados, gran amigo y quien había sido su ministro, y con ese pragmatismo que lo caracterizaba le comentó: “Vea, Diego, no se haga ilusiones, esa terna es igual a una que integraren dos monjitas y Blanca Barón”.

Otro amigo de Moreno, parlamentario, espontáneamente le garantizó que iba a votar por él. Cuando hubo la votación resultó electo David Turbay (entonces un barón electoral). Moreno tuvo un voto y acudió a donde el amigo que le había garantizado que iba a sufragar por él. Sin embargo, el congresista le comentó: “Hombre, Diego, te voy a ser sincero, yo voté por Turbay”. Hasta hoy, Moreno no ha descubierto quién fue el parlamentario que le hizo el homenaje.

Cosas de ternas, de monjitas, o de faldas.