Entre nosotros la denominación de hijo del Ejecutivo viene desde Lorenzo Marroquín, que tuvo mucho que ver con la separación de Panamá cuando su padre, José Manuel Marroquín, fue presidente por un golpe de Estado. Se ganó un país y entregó dos.
Los padres fundadores, quienes elaboraron la Constitución de los Estados Unidos, la diseñaron para que el ejercicio del poder no fuera hereditario y además establecieron que esa nación no debía otorgar ningún título nobiliario, en respuesta a las monarquías europeas. Pero hecha la norma, hecha la trampa. John Adams fue el segundo presidente y su hijo John Quincy Adams fue el sexto. Después llegaron los Harrison (el abuelo William Henry y el nieto Benjamin) y los Roosevelt (Theodore —nos quitó Panamá— y Franklin D. —nos dio por donde sabemos— eran primos lejanos). Hubo un Kennedy (John F.) y pudieron haber llegado otros dos (Bobby, a quien también mataron, y Edward, a quien no mataron, pero estuvo en el accidente de Chappaquiddick, donde falleció su secretaria Mary Jo. Tuvo por eso un sufragio). Hubo dos Bush (George padre e hijo) e intentó llegar un tercero (Jeb), que como gobernador de la Florida fue señalado de hacer fraude en las elecciones en favor de su hermano. Hubo un Clinton y también casi llega Hillary.
Si eso pasa en el llamado país más democrático del mundo, ¿qué se puede esperar de una nación como la nuestra donde se dan silvestres los delfines? Pero no es necesario que nos remontemos a la historia en la que ha habido Mosqueras, Ospinas, Santos, López, Holguines, Pastranas. Nadie se iba a imaginar que en un gobierno que se llama de izquierda, que se presentó para hacer el cambio, el hijo del Ejecutivo cayera en los mismos vicios de administraciones anteriores.
La conducta de Nicolás Petro, que tiene en crisis al Pacto Histórico, le ha hecho mucho daño a su padre y tiene feliz a la derecha colombiana que le apostó al fracaso del gobierno de izquierda. Ojalá pueda salir pronto de tan grave situación para beneficio de todos los colombianos.
Hay que proscribir a los delfines para que nuestras cámaras dejen de ser cámaras junior.