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Belisario Betancur ha llegado a la edad de 95 años. Como lo recordaba el colega Orlando Cadavid, es el expresidente más longevo que hemos tenido. A pesar de que algunos han fallecido en edad avanzada, ninguno se ha acercado tanto al centenario como el ilustre hijo de Amagá. Manuel Antonio Sanclemente fue elegido a los 84 años y falleció dos años después, luego de ser víctima de un golpe de Estado que le dio el vicepresidente, José Manuel Marroquín, un poco más joven (73 años), pero también viejo.
Solo un presidente ha muerto en Palacio, Francisco Javier Zaldúa, a quien Rafael Núñez (quien era el designado) le hizo la vida imposible. La avanzada edad (71 años) y su delicado estado de salud hicieron que solicitara al Congreso permiso de trasladarse a Tena para despachar desde allí, en un clima menos frío que el de la capital. Las Cámaras, dirigidas por Núñez, no aceptaron la solicitud y al poco tiempo falleció, a pesar de que había declarado: “Ni me someto, ni renuncio, ni me muero”.
Alfonso López Michelsen llegó mayor a la política. Primero fue catedrático universitario, abogado en ejercicio, novelista y hasta productor de cine en México. Entró a la política a los 47 años, cuando fundó el MRL y sus contemporáneos ya habían llegado varias veces al Congreso, y su padre (López Pumarejo) ya se había retirado. Fue presidente a los 61 años y falleció a los 94, un año menos que los que hoy tiene el presidente Betancur.
Un rápido repaso a los años de vida de los más recientes presidentes nos muestra lo siguiente: Darío Echandía murió a los 92; Mariano Ospina Pérez, a los 85; Guillermo León Valencia, a los 62; Alberto Lleras, a los 84; Carlos Lleras, a los 86; Misael Pastrana, a los 74; Julio César Turbay, a los 89 y Virgilio Barco, a los 76.
Betancur ha sido un expresidente discreto, dedicado a otras actividades, distintas de la política. Pero sigue siendo un BB a los 95.
