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Mario Vargas Llosa, nuestro ilustre visitante en la Feria del Libro, ha tenido en su vida familiar una extraña inclinación.
Muy joven, con sólo 19 años, se casó con una señora divorciada, doce años mayor que él, hermana de la esposa de un tío suyo, razón por la cual le decía tía. Se llamaba Julia Urquidi Illantes, la famosa tía Julia, el personaje de su divertida novela, La tía Julia y el escribidor. Como sucede con la gran mayoría de los matrimonios de jóvenes, éste fracasó. Luego se casó con una prima, Patricia Llosa, madre de sus hijos, razón por la cual ellos tienen los mismos apellidos de su padre, Vargas Llosa. ¿Cierto que es una rara inclinación para que todo quede en familia?
Si bien el ilustre visitante en los años de juventud y primeros de madurez simpatizó con ideas de izquierda, después se distanció de los gobiernos socialistas y rompió con la revolución cubana. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, siguió por el mismo sendero y hoy con Carlos Alberto Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza, dos hermanos ideológicos, hacen la apología de regímenes de derecha. Presentaron en la Feria, Últimas noticias del nuevo idiota latinoamericano.
La presencia de dos Vargas Llosa en el evento —padre e hijo— parece que ocasionó la confusión de un asistente quien, en el conversatorio del Nobel con Juan Gabriel Vásquez, se dirigió al peruano creyendo que era el otro “pisco” (su hijo) preguntándole por su relación con Álvaro Uribe, ideológicamente afines. No contento con eso, rompió un libro, no se sabe si de Mario, (La fiesta del Chivo, La ciudad y los perros, El héroe discreto), o de Álvaro, (El idiota latinoamericano). ¿Fue confusión o el autor del incidente lo hizo directo a la cara del Nobel?
Afortunadamente el hecho no pasó a mayores porque ¿qué tal que el “gamín” hubiera confundido a uno de los Vargas Llosa con Vargas Lleras y le hubiera pegado en la cara, marica?
