Con una seguridad que llama la atención, Víctor Paz Otero, en una biografía exquisita de leer (El demente exquisito. La vida estrafalaria de Tomás Cipriano de Mosquera, Villegas Editores) sostiene que el gran general caucano tuvo una relación con una mulata, Candelaria Cervantes, de la cual nació el coronel Mosquera Cervantes, que se convirtió después en el tatarabuelo “de un sujeto bravucón, desquiciado y drogadicto que en la sexta década del siglo siguiente ostentaría el título de campeón mundial en una categoría de boxeo” (página 59).
Negro es, Palenque es su tierra y Pambelé se llama. ¿De dónde sacaría este escritor, también caucano, ese árbol genealógico? Si bien Mascachochas era muy dado a esa clase de aventuras y muy conocido de autos —aún cuando entonces no existían los moteles— no se explica uno el hilo conductor para esa versión. Debe haber muchos documentos polvorientos para hacer esa aseveración.
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A propósito del boxeador de Palenque, aquí se comentó hace unos días cómo alguien que tenía un apellido tan bello en la lengua castellana, Cervantes, se lo cambiara por Pambelé. Mi buen lector y mello, David Sánchez Juliao, me anota que más de malas es el autor del Quijote quien a pesar de ser Cervantes, tan bello apellido, es más conocido como el Manco de Lepanto.