LOS RICOS MEXICANOS HABLAN en serio. Al final del gobierno de Salinas de Gortari, se reunieron para ayudar al PRI en las elecciones presidenciales de 1994.
Fue una cena privada a la que concurrieron, además del jefe del Estado, los treinta hombres más ricos de esa nación. Cada uno de los cuales aportó 25 millones de dólares, sin que se les hubiera atragantado un pollo o un lomo de vaca sagrada.
Esos comicios fueron los más trágicos que ha habido en ese país, porque además de realizarse el primer levantamiento guerrillero desde la revolución de 1910, el de Chiapas, hubo también el primer asesinato de un candidato presidencial del PRI, desde 1928, Luis Donaldo Colosio. Al final resultó elegido Ernesto Zedillo, un técnico, a quien llamaban Pedillo… porque salió sin querer.
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Uno de los que asistió a esa famosa cena fue Carlos Slim, quien la semana pasada estuvo en Cartagena en la reunión de los hombres más ricos del continente. Ese encuentro fue tan secretísimo que ni el DAS ni la Policía ni la Sijín pudieron “chuzar”. El evento fue algo similar al Club de Bilderberg, que es un certamen al que concurren los hombres que dirigen el mundo —no exactamente presidentes— comandados por Henry Kissinger. Se reúnen cada año, en un lugar distinto, durante tres días. Es también secretísimo y allí se toman las decisiones más importantes del planeta. Cuenta Daniel Estulin, quien se ha dedicado a escribir libros sobre esa masonería moderna, que los precios del dólar, del euro, del petróleo y tantos otros aspectos del comercio internacional, se debaten allí y se fijan sus tasas.
De todas maneras, Cartagena tuvo el privilegio de tener a los magnates de la región. Muchos de ellos muy aviones, tanto que llegaron en sus ídem.