Macrolingotes

CUANDO EN EL GOBIERNO DE BELIsario Betancur se celebró el centenario de la Constitución de 1886, se dijo que eran los cien años de Soledad… Román.

Por estos días se ha recordado otro centenario, el  del nacimiento del presidente Guillermo León Valencia, quien llegó a la jefatura del Estado casi por un pelo. Sí, por uno de los pocos que tenía Gilberto Alzate Avendaño.

Valencia venía haciendo cola para llegar a la Primera Magistratura. Al iniciarse el Frente Nacional, el primer turno era para los conservadores y el virtual escogido era el ilustre hombre de Popayán. Pero Laureano Gómez se opuso y prefirió que fuera un liberal, Alberto Lleras, antes que Valencia. Después de esa “quemada”, Alzate Avendaño tenía los astros a su favor, a pesar de que años antes había fracasado en su aspiración a la designatura —que era efectiva— en el gobierno de Laureano Gómez.

Lo anterior se lograba porque el ospinismo, unido a los amigos de Jorge Leyva y a los del mismo Alzate, era mayoría frente al laureanismo. Pero el virtual aspirante lo que logró fueron sufragios, porque falleció en noviembre de 1960. Se le abrió entonces el camino a Valencia… por un pelo. Las elecciones eran en 1962.

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Fueron muchos los apuntes y salidas jocosas del ilustre presidente Valencia. En un banquete en honor al presidente De Gaulle, en vez de decir “Viva Francia” dijo con emoción patriótica, “Viva España”. A Carlos Caicedo, fotógrafo de El Tiempo, le rompió la cámara por haberlo “pillado” en lugares non sanctos y por tirársela de “paparazzi”.

El colega y amigo Orlando Cadavid recuerda que en una ocasión, en el Senado, Gabriel Turbay acusaba a los conservadores de haber asesinado a muchos liberales. Voceros de ese partido iban a protestar y el entonces parlamentario Valencia gritó desde su curul: “Déjenlo, que él es turco y rebaja”.