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MIENTRAS EL REFERENDO SIGUE EN Cámara… ardiente (aún no sale el acta de aprobación), los amigos de la reelección pretenden dar la batalla de la depuración del censo por cuanto consideran que está inflado en 1’700.000 cédulas que corresponden a los fallecidos que aún siguen de vivos. Así lograrían bajar el umbral y hacer más real su aprobación.
Según la Registraduría, el referendo deberá tener más de 7’364.297 votos para ser válido. De acuerdo con el censo de población del DANE, donde se cuentan todas las personas mayores de 18 años que habitan en el territorio nacional, se podría calcular que en 2010 el umbral sería de 7’458.681, menos los militares y condenados que por ley deben ser descontados. Luego casi no hay diferencia.
También hay coincidencia entre el 1’700.000 muertos y el mismo número de cédulas falsas de las que hablaba Laureano Gómez hace cincuenta años. Como aquellas son de difuntos, cualquiera pensaría que son afines o bien a la Funeraria Gaviria del norte (la liberal) o a la Gaviria del sur (la del Polo), pero con los resultados de la consulta de hace diez días, tal parece que a ambas sedes mortuorias les aplicaron los Santos… óleos, quizá desde el Ecuador. Ahora hay Gaviria también en Medellín, a pesar de que no se sabe si en el futuro también será funeraria.
¿Sí vale la pena la depuración? La Registraduría se acaba de gastar cincuenta mil millones de pesos en las consultas para que sólo votara millón y medio de electores. ¿Cuánto costaría el recorte? Por lo menos cifras similares a las que reparte el Ministerio de Agricultura. Pero todo ese nuevo gasto sólo serviría para quitar del censo 1’700.000 ciudadanos, cuyo veinticinco por ciento del censo electoral tan sólo sería de 425.000 voticos menos para el referendo. Mejor, se le diría al registrador Carlos Ariel Sánchez “deje así, deje así”. Tan importante número, me refiero al 1’700.000 que se pretende depurar, quedaría disponible en las mesas y los jurados, como han hecho desde el célebre Registro de Padilla, llenarían esos espacios con muertos y condenados de La Picota.
