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Óscar Alarcón
22 de diciembre de 2009 - 04:19 a. m.
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PARECE QUE, POR FIN, LOS ITALIAnos comienzan a cansarse de ese extraño personaje que más que gobernante parece la reencarnación de uno de los decadentes emperadores de la antigua Roma.

En el último año, Silvio Berlusconi no sólo tiene caído lo que sabemos, según declaración de su propia esposa, sino su popularidad comienza a descender: en los últimos doce meses tiene un 21% menos de aceptación.

Reflejo de esa situación fue el condenable ataque de que fue víctima por parte de un italiano desequilibrado, Massimo Tartaglia, quien con una réplica del Duomo de Milán le dio en la cara, se la rompió, y casi le daña también el ojo. Para Il Cavaliere hubiera sido mejor que la lesión se la hubieran hecho con un busto… de Cleopatra o de cualquiera otra heroína de las que describe Suetonio en la Vida de los Doce Césares.

La historia siempre se repite. Varias personas le habían advertido al hombre fuerte del gobierno y de las comunicaciones que podría ser víctima de una agresión. Pero él jamás lo creyó. Igual sucedió con César a quien le habían hecho la misma advertencia, diciéndole que se cuidara de los idus de marzo, y también fue escéptico. El 15 de marzo del año 44 antes de Cristo, todo el mundo en Roma sabía que al emperador lo iban a matar. Todo el mundo, menos él. Y así pasó. Después de entrar al Senado, César fue víctima de 23 puñaladas, de las cuales sólo la segunda fue mortal, según cuenta Suetonio. Al final, al hombre más poderoso del imperio lo mataron por Bruto.

Berlusconi ha polarizado a Italia. Lo quieren, sobre todo las velinas que lo acompañan en sus fiestas en Villa Certosa, su casa de recreo en Cerdeña, en donde al que no le gusta se viste y se va. Pero también hay quienes lo odian porque lo ven como un personaje que ha degradado las costumbres y ha abusado del poder. Para el próximo año se anuncia que visitará a Colombia. Ojo con las réplicas de la catedral de sal.

Por lo pronto al agresor, Massimo Tartaglia, le espera un proceso en el que con seguridad será condenado. Como es desequilibrado, perderá el juicio.

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