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A JULIO CÉSAR, EL EMPERADOR romano, le decían: “Cuídate de los idus de marzo”. Y él, detentando el poder, jamás le puso atención.
Fue así como el 15 de marzo del año 44 todo el mundo sabía que lo iban a matar, menos él. Era la crónica de la muerte anunciada. Plutarco cuenta que en medio de la muchedumbre, cuando el gobernante entraba al Senado, se le acercaron para entregarle un papel con la advertencia de que lo leyera en seguida. Como poderoso, y como aún lo hacen los jefes y personajes actuales, se lo dio a uno de sus acompañantes. Allí le anotaban los pormenores de la conspiración. No lo leyó jamás porque al poco tiempo Bruto lo mató, o mejor, lo mataron por Bruto.
Los idus de marzo, que es la historia de Julio César, se llama también una hermosa novela de Thornton Wilder, que García Márquez dice que releyó mucho cuando escribía El otoño del patriarca, al mismo tiempo que oía los conciertos de Béla Bartók.
Para los romanos, los idus eran una fecha de buenos augurios, que no lo fue para Julio César. Eran los 15 de marzo, mayo, julio y octubre. Y en los otros meses, los 13.
* * *
¿Buenos augurios en marzo? No para la mayoría de nuestros aspirantes. No le fue bien a Uribito, pero sí a Noemí. Tampoco a Vargas Lleras, Pardo y Petro. En cambio bueno para Santos y buenísimo para Mockus. Y ni hablar de los muchos candidatos al Senado y Cámara. Lo que hubo fueron unos idos de marzo.
En abril las cosas se les complicaron a Noemí y a Santos, por lo menos en las encuestas. Ellos, que esperaban el apoyo de los marzistas (aquellos que no se habían definido y que esperaban hacerlo en marzo), se encontraron con un Mockus crecido quien, en una carrera contra El Tiempo, logró empatarle prácticamente al candidato de la U.
¿Será que le temen al candidato en movimiento? Si gana, Mockus no ofrece empelotarse, porque ya lo hizo. Y, por lo demás, eso no le resultó a la candidata a la Cámara que ofreció hacerlo si ganaba. A ella le falló la erección popular.
