DE COLOMBIA SIEMPRE SE HA DIcho que es un país del Sagrado Corazón.
Por eso el candidato Mockus, por afirmar que no le gustaba Santos, terminó revelando que no creía en Dios. Y le tocó rectificar y, entre aclaraciones y aclaraciones, casi terminó manifestando que era ateo, por gracia de Dios.
Es tan religioso nuestro país que la centenaria Constitución de 1886 se encabezó con una frase de Miguel Antonio Caro: “En nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad”. Pero eso no es nada, en el siglo XIX hubo dos Santos que fueron presidentes, Santos Acosta y Santos Gutiérrez. También en el siglo XX, Eduardo Santos, ocupó la jefatura del Estado, y ahora su sobrino nieto, Juan Manuel, no sólo está aspirando a la Primera Magistratura, sino además hace profesión de fe católica.
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El 20 de mayo de 1866 Tomás Cipriano de Mosquera asumió por cuarta vez la jefatura del Estado. Sus relaciones con el Congreso no fueron las mejores porque había en las Cámaras mayoría de los radicales, que no compartían sus tesis. Pero estaba rodeado de Santos y no de Angelinos: Santos Gutiérrez y Santos Acosta, eran su primero y segundo designados. Luego no era un pobre diablo.
Santos Acosta, el segundo, y quien además era comandante del Ejército, le dio golpe de Estado el 23 de mayo de 1867. La insurrección estaba prevista para dos días antes, pero por no haber terminado el sastre el vestido con el que Santos Acosta debía posesionarse —un uniforme blanco-gris estilo austriaco—, se produjo 48 horas después. Por ese desastre el general Mosquera tuvo dos días más de gobierno y dos menos de reclusión. Cuando le dijeron a Mosquera quién había asumido el cargo, comentó: “Carajo, pude hacerlo general, pero jamás caballero”.
Sin embargo, por una extraña circunstancia, el candidato de la U no quiere ser Santos sino Juan Manuel. ¿Por qué? A varios les he preguntado y ellos, de eso, no saben ni J. J.
