EL GRAN OLVIDADO DEL 20 DE JULIO es José María Carbonell. Era un modesto empleado de la Expedición Botánica, valeroso, luchador y fue de los más entusiastas dirigentes de esa jornada.
Sin embargo, desde los inicios, mostró su radicalismo y su enfrentamiento no sólo con el virrey Antonio Amar y Borbón —con quien no se amaba—, sino con José Acevedo y Gómez y Camilo Torres. Cuando se proclamaron los representantes del “pueblo”, se omitió su nombre, razón por la cual en la noche de ese mismo día, cuando la multitud se dispersaba y prácticamente el movimiento iba camino al fracaso, puso a repicar las campañas de las iglesias y convocó, ahí sí al pueblo, a la plaza de San Victorino para solicitar un verdadero Cabildo Abierto, en donde finalmente se aprobó el Acta conocida como de la Independencia.
De oratoria encendida, a Carbonell se le impedía hacer protagonismo y se le temía, porque deseaba la independencia absoluta de España. Por eso la historia lo olvidó y en cambio muestran como los únicos héroes de ese día a Camilo Torres y a Acevedo y Gómez, quienes impusieron al virrey Amar y Borbón como presidente de la Junta Suprema y reafirmaron la adhesión a Fernando VII.
Carbonell fue encarcelado varias veces, la primera el 16 de agosto del mismo 1810; y, finalmente, el 19 de junio de 1816, Morillo lo condenó a la horca, pero, tan de buenas que no murió así. Le dispararon, sus ropas se quemaron y pasó a mejor vida en medio de las llamas, casi como una alegoría a sus discursos incendiarios.
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Fe de errata a lo dicho aquí hace ocho días: Virgilio Barco fue elegido en 1986 y Juan Manuel Santos obtuvo en la segunda vuelta 9’004.221 votos. Lo peor de una fe de errata es poner herrata.