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MACROLINGOTES

Óscar Alarcón

14 de febrero de 2011 - 10:00 p. m.

CADA VEZ QUE SE HABLA DE LA VICEpresidencia (y la semana pasada se hizo a propósito de las “salidas” de Angelino) se recuerda a Marroquín como la más clara muestra, entre nosotros, de la inconveniencia de esa figura. Cuando en la Constituyente del 91 se discutía su conveniencia, más de uno de los delegados lo recordó por haber sido quien le dio golpe de Estado al presidente Sanclemente y quien hizo que se perdiera Panamá.

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La verdad era que Marroquín no era amigo de tener poder; mucho debió rogarle Caro para que aceptara ser vicepresidente y de ello don Miguel Antonio se arrepintió toda la vida. El golpe de Estado que le permitió asumir, el 31 de julio de 1900, no lo hizo Marroquín, sino los conservadores históricos, Carlos Martínez Silva, José Vicente Concha y Miguel Abadía Méndez, en convivencia con el ejército. Cuando se produjo no sabían dónde se hallaba para que tomara las riendas del gobierno. Se escondió, no lo encontraba ni la Dijín de entonces. Le pusieron la perseguidora, y nada. Resolvieron enviarle una carta pública y sólo a las 11 de la noche lo encontraron en la casa de su pariente Emiliano Gómez Sáiz, escondido debajo de una cama. Luego, no hay que temerles a los vicepresidentes. De pronto, a quienes los rodean.


En las exequias de David Sánchez Juliao, el poeta José Luis Díaz Granados, al hacer uso de la palabra para recordarlo, terminó con un apunte que lo muestra de cuerpo entero, como era, como un grandísimo mamador de gallo. Alguna vez intuyó que dos jóvenes que lo iban a entrevistar no tenían la menor idea de su vida y mucho menos de su obra. Entonces, aparentó seriedad y se tornó trascendente. Ante la pregunta que de dónde era, él, la más pura encarnación del Caribe, les respondió que era bogotano. Soy cachaco, les dijo, y de pura cepa. Soy de los Sánchez de Teusaquillo y de los Juliado de Chapinero. Los jóvenes, algo confundidos, le preguntaron: Entonces, ¿por qué tiene acento costeño? Y él les contestó imperturbable: “Bueno, porque ya me he pulido”.

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