Hace tres semanas aquí se hizo precisión de que no siempre los presidentes se posesionaban el 7 de agosto.
Eso fue a partir de la Constitución de 1886. Antes lo hacían el primero de abril, y entonces la ceremonia no se cumplía en el Capitolio, porque no existía, sino en otros lugares. En tres ocasiones se llevó a cabo en la Catedral, pero el sitio se volvió de malas porque no les fue bien a quienes juraron frente al Altísimo: a José María Obando le dio golpe de estado el general Melo; a Tomás Cipriano de Mosquera también lo tumbó su designado Santos Acosta, y Francisco Javier Zaldúa ha sido el único presidente que ha fallecido en el Palacio Presidencial. Luego la Catedral se volvió de mal agüero. Los elegidos no se acercaban ni al atrio.
Pero agosto es un mes muy especial para nuestros recientes presidentes. Ellos cumplen en ese mes: Ernesto Samper, el 3; Andrés Pastrana el 17 y el actual, Juan Manuel Santos, el 10. La excepción es Álvaro Uribe. El es distinto a todos, el único reelecto, y cumple el 4 de julio, el día de la independencia de los EE.UU. Por eso su cercanía con el país del norte, para estar dos unidos.
* * *
Los colaboradores y lectores de Ciudad Viva no dejamos de lamentar la desaparición de ese órgano mensual de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Fundado hace ocho años por Martha Senn, actualmente aparecía bajo el gran apoyo de Clarita López Obregón y Catalina Ramírez, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte. Bajo la dirección del maestro Guillermo Ángulo, se distribuía gratuitamente en teatros, salas de cine, restaurantes y otros sitios de confluencia de público. Entre otros tuvo colaboraciones de García Márquez, Vargas Llosa, Héctor Abad, Juan Gossaín, Juan Gustavo Cobo. Una disposición de la ley anticorrupción prohibió esta clase de publicaciones. A lo que hemos llegado, que los órganos de cultura son los corruptos. Y en cambio lo lícito es lo que se licita. Mejor dicho, es mejor y legal tener la Ciudad Muerta que la Ciudad Viva.