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La Comisión de Acusación ha sido sólo de absolución como la gente cree.
Una de sus víctimas fue el presidente José Eusebio Otálora, designado de Núñez, a quien sus enemigos políticos lograron acusarlo ante el Congreso. Entre otras irregularidades se le investigó por la compra que le hizo a don Salomón Koppel de un magnifico landó con dos caballos de raza Normanda, dos juegos de arneses de lujo y dos libreas completas, todo por la suma de $4.000 en plata, que con el descuento del 30% equivalía a $2.800 en oro, pagaderos en cuotas semanales de $500, con el aditamento de que en el negocio entraba el negro postillón de Jamaica, a quien debían pagarle $16 mensuales más la alimentación.
La compra la hizo Otálora para que, por decoro nacional, la Presidencia tuviera un coche de tracción animal propio, en vez de alquilar uno cada vez que venía un ilustre visitante. Era una manera de poner a andar al gobierno. A pesar de que se comprobó que la partida correspondiente estaba en el presupuesto, sus enemigos políticos pidieron que se esclareciera el punto de si el coche “se puede considerar como mueble, como un semoviente o ambas denominaciones, puesto que en el contrato se hace mención de dos caballos que ponen el vehículo en movimiento”.
El debate de tan meticulosos legisladores concluyó con una investigación en la Comisión de Acusación, instrucción en la Cámara, acusación en el Senado por “deshonestidad y malversación de fondos”, situación que afectó la maltrecha salud del pobre Otálora, llevándolo a la muerte 38 días después de haber dejado la Presidencia, el 8 de mayo de 1884, en la población de Tocaima.
Luego la Comisión de Acusación no siempre es de absolución. En este caso dictó un auto por un coche con dos caballos de fuerza.
