El partido verde nació como un partido de oposición al presidente Uribe y, paradójicamente, resultó aliado con él.
Todos sabían del uribismo de Peñalosa, menos Mockus, quien se sorprendió cuando el expresidente anunció que apoyaba a aquél. En el primer cuatrienio de la seguridad democrática, Peñalosa fue tentado para ingresar al gabinete y, como declinó, varios de sus excolaboradores entraron a cargos en el Gobierno nacional, entre otros Alicia Arango, dueña del poder desde la secretaría privada, y María del Pilar Hurtado, hoy evadiendo la justicia en Panamá.
El llamado Partido Verde, que de eso no tiene ni Parque Tayrona, nació con tres egos, cada uno de los cuales estaba en el lugar equivocado. Pero el peor ubicado era Peñalosa porque se metió con dos ex colegas de Alcaldía pero distantes de Uribe. Cuando uno de ellos se dio cuenta de que su alianza con un uribista —oh sorpresa— estaba pegada con Mockus, se fue, y a Lucho le tocó dejar los buenos apuntes por los chistes verdes.
Como exvisionario y hoy miope, a Mockus le tocó buscar a la de las gafas y la verdad es que poco le aportó de los 375.574 votos de Gina Parody, tanto que es el momento en que Juan Carlos Flórez, que sería la única curul de ellos, la está ganando por un pelo.
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Acá hablamos de delfines, cuando se trata de política. Pero en Grecia, que atraviesa por una gran crisis económica que tiene en peligro a la Unión Europea, la situación es bien distinta. Tres generaciones de Papandreu han sido primeros ministros, incluido el actual. Eso significa que ha habido Abueloandreu, Papandreu, Hijoandreu. Y el nuevo primer ministro es otro Papa, Lucas Papademus. Algo va de la Atenas griega a la Atenas suramericana.