No me explico por qué algunos medios de comunicación tenían la creencia de que la Corte Suprema de Justicia, al elegir nuevo fiscal, iba a decir cuál era su período, si 17 meses o cuatro años.
La verdad es que esa corporación no tiene facultades sino para elegir. De haberse ocupado del otro tema se habría extralimitado, el acto administrativo de señalamiento habría sido tachado de ilegal y por consiguiente susceptible de ser demandado ante el Consejo de Estado.
Como se sostuvo aquí hace ocho días, el período del nuevo fiscal es personal, y por consiguiente de cuatro años. Si dentro de 17 meses la Corte cree que ha vencido el período del doctor Eduardo Montealegre, deberá enviar al presidente de la República una solicitud haciendo esa manifestación y solicitándole nueva terna. En esa hipótesis (que estoy seguro no va a suceder) la misiva podrá ser demandada ante el Consejo de Estado por cualquier ciudadano y así este organismo resolvería la controversia. Mientras no se produzca un fallo en tal sentido, para algunos seguirá la duda —para mí no— y el nuevo fiscal queda como la segunda parte de su apellido: alegre. De todas maneras, la Fiscalía y el país han ganado mucho porque el recién electo es uno de los mejores penalistas que hay hoy en el país.
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Algo curioso: el personaje principal de la novela El cielo es mi destino, publicada en 1935, se llama George Brush. Nunca se imaginó el autor norteamericano Thornton Wilder que años después habría dos George Bush, sin “r”, que serían presidentes de su país. Este escritor es el mismo de los Idus de marzo, una novela sobre la muerte de Julio César. Como marzo ya se está yendo, bien valía hacer en estos días esta curiosa anotación.