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MACROLINGOTES

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Óscar Alarcón
10 de septiembre de 2012 - 10:57 p. m.
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Cada vez que hay, entre nosotros, reintegración de un gabinete ministerial me llega a la memoria un capítulo de nuestra picaresca política.

Los boyacenses tienen fama de ser excelentes para ese tipo de cosas (la picaresca política), tanto que el colombiólogo norteamericano James D. Henderson, analizando las elecciones de mediados del siglo XX en nuestro país, sostiene que ellos eran muy pragmáticos y maleables porque tendían a votar siempre por el partido que se encontraba en el poder. Esa manera de ser los hace únicos en tales disciplinas. Por ejemplo, ¿cómo llegó a ser ministro de Hacienda Aristóbulo Archila en el gobierno de Marco Fidel Suárez?

La historia es ésta. En una crisis de gabinete, el presidente ofreció esa cartera a un conservador de Boyacá. Como los caciques no se ponían de acuerdo en el nombre de quien podría serlo, convocó a todos al despacho del ministro de Gobierno y, como no había fórmula conciliatoria, se procedió a hacer una votación secreta. En ella participaron todos menos uno, que no concurrió. El resultado dio tantos candidatos como asistentes, motivo por el cual el presidente Suárez, para no disgustar a ninguno, escogió al ausente, el doctor Archila, quien, gracias a ese procedimiento, fue nombrado ministro de Hacienda. No me cabe duda de que la ausencia fue premeditada. Ahí estuvo la audacia boyacense.

Archila no sólo fue ministro de Suárez, sino continuó siéndolo de los dos gobiernos siguientes, el de Jorge Holguín y el de Mariano Ospina Pérez. Y salió porque sus propios paisanos lo denunciaron porque mediante argucias consignó fondos públicos en sus cuentas particulares. La Comisión de Absoluciones no lo absolvió sino que lo investigó. Fue llamado a indagatoria y detenido. Su abogado fue José Antonio Montalvo. Al final, el Senado lo absolvió, no por inocente, sino porque amenazó con denunciar graves cargos contra sus colegas de gabinete y otros prohombres de la República.

La justicia cojeó, por Montalvo... y no llegó.

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