Hace muchos años nos lamentábamos porque no existía en Colombia el Ministerio de Cultura y eran incontables las voces de quienes pedían que se estableciera. En 1967, cuando apareció Cien años de soledad, su autor, cuya gloria apenas comenzaba, dio unas declaraciones a este diario en donde abogaba por que lo hubiera y además manifestaba que “no es por descuido o indiferencia de este Gobierno, sino porque carece de una política cultural y además hay una definida persecución contra la cultura”. Decía García Márquez: “Este Gobierno de técnicos está interesado primero en enderezar la economía para después ocuparse de la cultura. Es un sistema de prioridades inaceptable”.
Casi como respuesta a Gabo, Lleras Restrepo creó, en 1968, el Instituto Colombiano de Cultura, en donde hizo una excelente labor Gloria Zea y después mi vecina de columna, Aura Lucía Mera Becerra. Cuando se produjo el relevo, en el gobierno de Betancur, me atreví a escribir: “En Colcultura cambiaron una vaca sagrada por una Mera Becerra”. No sé por qué el microlingote no le gustó a la segunda. Era un juego de palabras. Aura Lucía es hoy una de mis columnistas preferidas, por su buena prosa y sus planteamientos liberales y de avanzada.
Después del Instituto vino el Ministerio de Cultura y ha tenido unos excelentes gestores hasta llegar al actual Gobierno, que tuvo el inicial acierto de nombrar a Patricia Ariza, vinculada al teatro, pero de manera abrupta y sorpresiva —tanto como su designación— fue retirada del cargo. Encargaron, y aún sigue como tal, a Jorge Ignacio Zorro, a quien no designan titular a pesar de tener los méritos para desempeñarse como tal.
¿Por qué no nombran ministro titular? ¿Será que, después de 50 años, todavía hay persecución a la cultura?
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Solidaridad con Laura Ardila y Juan David Correa, y rechazo al veto de Planeta. ¿Otra persecución a la cultura? ¿También nos prohibirán Char... lar?