Tienen razón los norteamericanos en estar preocupados con tener un candidato tan malo como Trump y una enferma de neumonía como Hillary Clinton.
La historia de los presidentes fallecidos es repetitiva. Aquí está la lista: William Harrison, murió en 1841, un mes después de haberse posesionado. Abraham Lincoln, asesinado en 1865, había tomado posesión en 1861, 20 años después de la muerte de Harrison. Jaimes A. Garfield, asesinado en 1861, 20 años después de asesinado Lincoln y pocos meses después de haberse posesionado. William Mc Kinley, asesinado en 1901, 20e años después del asesinato de Garfield. William Harding, murió en 1923 siendo presidente, había asumido en 1921, 20 años después de la muerte de Mc Kinley. Franklin D. Roosevelt, murió en 1945, estaba de presidente desde 1933, 20 años después de la muerte de Harding. John Kennedy, asesinado en 1963, había asumido la Presidencia en 1961, 20 años después de la posesión de Roosevelt.
De acuerdo con tan nefasto destino, al presidente Ronald Reagan le habría correspondido morir porque se posesionó en 1981, 20 años después de haberlo hecho Kennedy, pero sobrevivió a un atentado ese año y el 20 de julio de 1984 se le practicó una intervención quirúrgica de la que afortunadamente salió exitoso.
Salvado Reagan, y siguiendo ese trágico sino, le correspondería a quien ejerza la Presidencia 40 años después de 1981, es decir uno de los elegidos en noviembre de este año y quien debe posesionarse en enero de 2021.
William Harrison, el primero de la lista y el presidente más breve de la historia, murió un mes después de posesionado a consecuencia de una neumonía que le comenzó el 20 de enero de 1821, el mismo día de la toma de juramento, a consecuencia del fuerte invierno que azotaba a Washington. Ojalá que la neumonía de la señora Clinton no pase a mayores y se rompa esa tradición.