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El Centro Democrático ya anuncia como sucesores de su padre a Tom y Jerry. Como los dos no pueden ser aspirantes a presidente y vicepresidente, hablan de que primero sería el mayor, Tomás, y después Jerónimo. Así que Carlos Holmes, Nieto Loaiza, Paloma y los demás que hacen cola serán por otro partido.
Aquí hemos tenido a los Ospina, Lleras, López, Santos, Pastrana, Holguín. En el caso de los Uribe, irían por zona franca. No solo Colombia se inclina por acudir a los delfines para buscar a sus gobernantes.
“Los Estados Unidos no deberán otorgar ningún título nobiliario”, fue una frase perentoria de los padres fundadores en respuesta a los Estados monárquicos europeos, pero la historia demuestra que igual acuden a las mismas familias para escoger a sus mandatarios. John Adams fue el segundo presidente y su hijo, John Quincy Adams, el sexto. Después llegaron los Harrison (el abuelo William Henry y el nieto Benjamin); los Roosevelt (Theodore —nos quitó Panamá— y Franklin Delano —nos dio por donde sabemos— eran primos); hubo un Kennedy (John), casi llega Bobby (a quien también mataron) y Edward, a quien no mataron, estuvo en el accidente de Chappaquiddick, en donde falleció su secretaria Mary Jo. Tuvo sufragio. Hubo dos Bush y casi llega un tercero, quien como gobernador de la Florida hizo fraude en favor de su hermano. Hubo un Clinton y también casi llega Hillary.
Luego, con calle en Miami, es fácil que Tom y Jerry lleguen también a la Casa de Nariño. De esa manera el Centro Democrático se convertirá en un CD, que hoy son desechables.
Micros. Que nombren embajador en España a Néstor Humberto Martínez y le presente credenciales al rey emérito.
