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A los vicepresidentes brasileros hay que temerles, sobre todo porque allá los presidentes caen facilito.
Hace unos años un presidente en ejercicio, Getulio Vargas, se suicidó en 1954 y lo reemplazó el vicepresidente Joao Café Filho. En 1985 sucedió algo insólito. El 15 de marzo debía posesionarse el presidente electo Tancredo Neves, tras dos décadas de regímenes militares. En la madrugada del día de la posesión, Neves, de 75 años y el principal protagonista del regreso a la democracia, debió ser operado de una inflamación en el colon y ante esa situación le correspondió posesionarse al vicepresidente, José Sarney. A pesar de que los médicos dieron inicialmente informes muy favorables que predecían una recuperación, el presidente electo falleció y debió ejercer la Presidencia el vicepresidente Sarney por todo el período constitucional.
En 1990 tomó posesión de la Presidencia Fernando Collor de Mello pero en diciembre de 1992 fue destituido por corrupción y debió hacerse cargo del poder el vicepresidente Itamar Franco. Ahora la presidenta Dilma Rousseff, probablemente será destituida por un congreso corrupto que pretende hacerle un juicio político y no cabe duda que será reemplazada por su vicepresidente, Michel Temer. Como su apellido lo indica, es un hombre de Temer.
Muy temprano se nos fue Carlos Enrique Marín Vélez, el inolvidable Quique. Después de varios meses de sufrimientos, descansó. Tenía la ilusión de presentar el pasado jueves en la Feria su libro El cine en el derecho y el derecho en el cine, editado por la Fundación Universitaria del Área Andina. Su familia y sus amigos asistimos y si bien fue el gran ausente, todos sentimos que estaba allí. Lo observamos con su caminar y su movimiento de brazos y manos característicos y esa eterna sonrisa, pero no nos dimos cuenta que se estaba despidiendo tan pronto. Paz en su tumba.
