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Para una política exterior exitosa

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Oscar Guardiola-Rivera
04 de enero de 2023 - 05:00 a. m.
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El gobierno colombiano necesita los mejores aliados, si quiere alcanzar sus objetivos en política exterior. Esos objetivos son también cruciales para el logro de sus metas en política interior. Por ejemplo, la paz total, la larga y ardua tarea de cambiar la perspectiva acerca del prohibicionismo en la llamada guerra contra las drogas, que es más bien una guerra contra naturaleza, y realizar la justicia climática.

No menos importante, el objetivo número uno en términos de seguridad hemisférica: el hecho de que las amenazas de hoy ya no provienen de la izquierda, sino de los insurgentes de derecha y ultraderecha. Trátese de quienes intentaron tomarse el Capitolio de Washington en enero de 2021, y que permanecen activos en la forma de milicias armadas en Arizona, Florida y otros estados amparados en la estudiada ignorancia de sus gobernantes y los sectores postrumpistas del partido republicano; los bolsonaristas, de Brasil, y los euroescépticos ultras que explotan el sentimiento antiinmigrante que ellos mismos provocan, como Farage y sectores del conservatismo británico, o Vox y quienes hacen eco de la absurda idea según la cual España estaría siendo gobernada por el social-comunismo de Pedro Sánchez y la coalición que le acompaña, junto a sus equivalentes en Colombia y el resto de la América hispana.

Por ello, en el año que comienza, será importante el acercamiento al nuevo gobierno de Lula, en Brasil, y establecer alianzas firmes en España y el Reino Unido. Los nombramientos que permitan resolver la actual interinidad diplomática en este último serán claves. De un lado, por el hecho de que Gran Bretaña es el “penholder” de los acuerdos de paz del 2016 y, del otro, porque habrá una elección general este año o el siguiente, y los múltiples yerros de los conservadores permiten pensar que el próximo será un gobierno laborista.

En España, la actual ministra de trabajo jugaría un papel central en una eventual coalición de los sectores de izquierdas que permita detener el avance de los conservadores populistas, aupados por Vox. Yolanda Diaz demostró una vez más, durante la reciente posesión de Lula, en Brasil, su sintonía con los principales lideres progresistas de América Latina, y es de muy buen recibo entre las brillantes líderes femeninas que son promesa de cambio en el nuevo período de Lula en Brasil, como Carol Proner.

La excelente reputación internacional de la vicepresidente colombiana, Francia Márquez, especialmente entre sectores claves del progresismo político y cultural estadounidense, en Brasil y en Europa, será un activo importante para la emergencia de un atlanticismo de corte progresista, con el cual pueda comprometerse la nueva ola latinoamericana. Ello permite también pensar en una política exterior más coherente con respecto a los países de África, en un intento por abrir puentes hacia el Índico y Asia. Todo está dado para que este nuevo año sentemos las bases de una política exterior colombiana influyente y exitosa.

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