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Bastante caro le ha salido al exministro Alejandro Gaviria no aceptar la búsqueda de la Presidencia de la República con la compañía del Partido Liberal por miedo al qué dirán.
A pesar de ser una de las figuras más interesantes en la contienda para conseguir el primer cargo del país en las próximas elecciones, el exfuncionario luce como uno de los candidatos con la mejor cara, pero sin un voto. Esto por no contar con una estructura política que bien pudo tener desde el día que anunció su aspiración, que le podría dar una base sólida para arrancar su campaña y buscar nuevos apoyos y alianzas.
Hoy Alejandro Gaviria hace el papel del joven con el mejor rostro y cuerpo, pero sin un peso en el bolsillo para invitar a la chica que le gusta, siquiera a una gaseosa. Todo por escuchar los consejos de quienes creen que la política se hace sin políticos, y no ver que un partido puede ayudar en una campaña haciendo el trabajo de la amante escondida.
Lo anterior hizo que el exministro pasara un mal rato por la arrogancia de un Fajardo que cree estar por encima del bien y el mal, y que piensa que en el mundo hay gente buena -pero nadie como él-, y que se ve obligado a mendigar una nueva coalición con quienes ya tienen en mente para donde y con quien ir, que es justamente lo que Gaviria parece no tener claro.
Puede ser que el liberalismo no atraviese su mejor momento por estar perdido en medio de las dádivas que el gobierno Duque ha ofrecido a muchos de sus congresistas de manera individual por votar sus proyectos. Además, está el silencio de su director único, que como bien lo ha dicho el senador Guillermo García Realpe, lleva más de cuatro meses sin citar a una reunión de bancada para fijar las metas y la línea a seguir. Pero, aun así, hay que tener claro que este partido cuenta con una estructura de base que le permitiría a Gaviria dar la lucha por la Casa de Nariño.
Gaviria ya debería contar con una organización política bien estructurada que le acompañe a los municipios y veredas del país donde no le conocen -que valga decir, son casi todas-, escuchando a las comunidades y explicándoles lo que le motiva a buscar la Presidencia de la República.
Sin embargo, por escuchar y atender los consejos de aquellos a quienes les parece terrible que se busque el aval de un partido como el Liberal o el Conservador, que han estado presentes en la historia del país, hoy Gaviria no ha conseguido quién lo adopte. Afanosamente busca un hogar porque el tiempo se le acaba y, lo que es peor, no cuenta con una base que le dé firmeza para negociar un acuerdo.
Los errores en política tienen un costo alto, y muy cara le está saliendo la novatada al exrector de los Andes: la de querer lucir como un político que no hace política ni está en política. Eso le ha hecho tener que soportar el desprecio de algunos candidatos que hoy lo miran por encima del hombro.
