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Cada vez que se conoce alguna encuesta que deja ver la manera como la ciudadana observa los temas de seguridad en Bogotá, el alcalde de turno desestima las cifras, cuando no le son favorables con el argumento de que es solo una cuestión de percepción.
Lo hizo Mockus, lo hizo Peñalosa, lo hizo Luis Eduardo Garzón, lo hizo Samuel Moreno y por supuesto lo hace también Gustavo Petro.
Hoy cuando se acaba de conocer la última encuesta de la Red Cómo Vamos, en donde una vez más la ciudad de Bogotá queda muy mal parada en lo que corresponde a seguridad, vemos que no es una cuestión de percepción, sino de realidad, porque si la ciudadanía no se siente segura en Bogotá, es claro que algo está sucediendo, y no se puede continuar desestimando la opinión de la gente, sino más bien al contrario, tomar las medidas necesarias.
Las cifras sobre seguridad ciudadana hablan por sí solas, según datos de la Policía Nacional en el 2014, se registraron 27.753 hurtos callejeros, 2.526 más que en el 2013. Este factor es el que hace que los bogotanos se sientan inseguros. De hecho, una persona en la capital cuando sale a sus que haceres diarios, no se preocupa porque lo vayan a matar, sino porque lo pueden robar.
En lo que tiene que ver con hurto callejero en los últimos años, los dueños de lo ajeno en Bogotá no se han limitado únicamente al cosquilleo o atraco a mano armada. Las denuncias por modalidades como romper el vidrio a los autos cuando está medio de un trancón; quemar llantas en las vías de acceso a la ciudad para obligar a detener a los vehículos y proceder al hurto; paseo millonario con amenaza de quema de rostros con ácido; suministro de escopolamina; utilización de personas (hombre o mujer) con figuras atractivas, etc., no han parado de sonar en los últimos meses, lo que hace ver que esto no es una cuestión de pura imaginación de la gente, sino de realidad en la capital, por tanto es necesario que no solo el alcalde mayor piense en la manera de enfrentar el problema por el tiempo que le resta de su administración, sino además los candidatos a sucederle, quienes deben diseñar desde ya, las posibles soluciones al tema.
Una de esas soluciones al problema tan grave que enfrenta la ciudad de Bogotá por cuenta del robo en las calles, donde se ha llegado a matar por un celular, debe ser en buscar la manera en que exista un trabajo mancomunado entre Cundinamarca y Bogotá en materia de seguridad.
Bogotá no puede seguirse pensando como si esta fuese una isla lejana, donde lo ocurre en las poblaciones vecinas no le va a afectar y viceversa, entre otras porque la delincuencia que se oculta en municipios como Soacha por ejemplo, no opera precisamente allá, porque gran parte de su mercado, se encuentra en la ciudad, es decir en la capital del país, de donde corren para esconderse en su lugar de origen, sitio en el que ya no son las autoridades de Bogotá a quien le corresponde perseguirlos, sino a los de la población que vecina.
Es por esto que debe existir una mayor cooperación entre Bogotá y los municipios vecinos, coordinada por el departamento de Cundinamarca. Aquí no se puede seguir acudiendo a la figura de la autonomía territorial para decidir si acogemos lo que dice el uno o lo que piensa el otro, porque la seguridad debe ser tema de todos y sus falencias no son una simple cuestión de percepción, sino de realidad.
Cambiando de tema, Es hora de que el Senador Carlos Fernando Galán demuestre que es como director de Cambio Radical, no es una figura decorativa y haga respetar su palabra, revocando avales de personajes cuestionados.
