Claudia López y la Policía

Estoy de acuerdo con quienes opinan que en momentos como estos, cuando la inseguridad en Bogotá está a pedir de boca, en primer lugar por las conflictividades propias de la ciudad y en segundo lugar porque en medio de las manifestaciones no ha faltado el que llegue a hacer de las suyas, las relaciones entre la Alcaldía y la Policía deben ser totalmente armónicas.

El problema es que esto va a ser muy difícil de lograr, mientras la Policía actúe en Bogotá como un organismo sin Dios ni ley y no asuma que tiene un jefe que en este caso es la alcaldesa Claudia López.

Por supuesto que ella debe enojarse cuando los uniformados de la Policía se salen de control y no acatan las instrucciones y protocolos que en manejo de orden y convivencia dicta el Distrito y que ellos como tal deben seguir y sí en cambio hacen todo lo contrario a lo que la normas les indica, agrediendo al ciudadano y vulnerando sus derechos humanos.

Aquí es claro que la razón le asiste a la mandataria distrital porque en medio de unos desmanes, la Policía es quien dentro de la escena representa la autoridad del Estado. Esta no puede actuar como un delincuente más haciendo lo que se venga en gana, abusando de la facultad que le otorga un uniforme y es aquí donde se requiere unidad de mando en las autoridades civiles y me refiero a la alcaldesa, presidente y su ministro de Defensa, porque al unísono, le deben llamar la atención a los uniformados que trasgredan la norma.

El problema es cuando por un lado la mandataria local quiere poner orden y por el otro, el ministro de Defensa y el presidente de la república solapadamente le desautorizan y utilizan a la policía como una especie de herramienta para hacerle oposición, saboteando sus instrucciones.

Bogotá atraviesa por un momento difícil en donde se necesita la colaboración de las autoridades nacionales para superar el vandalismo que ha dejado quienes se introducen en las marchas para destruir todo cuanto encuentran a su paso. Qué bueno sería si se contara con la disposición de un ministro de Defensa que en lugar de destilar veneno y disparar balas con cada frase que dice, colaborara con la ciudad en materia de inteligencia para así limpiar a las manifestaciones de cuanto vándalo y criminal se mezcla en ella.

Excelente si el presidente de la república como primer jefe de la Policía que es, les llamara al orden y les deje de mostrar como si fuesen una institución intocable a la que solo hay que aplaudir, no importa si lo que hacen está bien o mal.

No es posible que en momentos de tensión por unas manifestaciones que destruyen y poco construyen, sea a la Policía a la que hay que llamar al orden y a quien haya que vigilar para que sus miembros no cometan excesos. La lógica indica que esta acción hay que desarrollarla sobre los marchantes pero aquí por las contrariedades de la política y la manera en cómo se conduce al Estado, es necesario hacer lo contrario, es decir, vigilar a la Policía dejando de poner los ojos en quienes pueden causar males aprovechando lo acalorado del momento.

Insisto, la Policía en Bogotá no puede estar por encima de la alcaldesa Claudia López quien es la primera autoridad en la capital del país así al presidente Iván Duque y a su partido no le guste, por tanto, debe trabajar en pro de la seguridad de la ciudad de la mano y bajo la coordinación de la mandataria local.

Si hay desconexión entre la Policía y la Alcaldía de Bogotá, no hay que echarle la culpa a Claudia López, sino a quienes desde el Palacio de Nariño con base en intrigas se han dedicado a minar las relaciones entre las dos instituciones, claro está, con evidentes intenciones políticas.

@sevillanojarami