Se ha vuelto costumbre ver al Alcalde Mayor de Bogotá Enrique Peñalosa enfrentado no solo con la clase política de oposición a su administración, sino también con buena parte de la ciudadanía por cuenta de ideas y propuestas que parecen ir en contra de lo que le gustaría a los bogotanos.
Nadie duda que Bogotá necesitaba retomar el rumbo hacia el progreso. Fue por eso que la mayoría de votantes que participaron en la última elección para Alcalde Mayor en la capital eligieron a una persona con una visión distinta a las tres últimas administraciones. En ese sentido, Peñalosa debería dedicarse a mirar hacia adelante sin tanto espejo retrovisor como lo ha hecho en las últimas semanas.
El Alcalde Peñalosa parece no entender que hoy día las personas no piensan igual que en la década de los 90 cuando fue Alcalde por primera vez, época en la que las redes sociales no tenían el mismo alcance que tienen en la actualidad, donde se acaba con un personaje en cuestión de segundos.
Es por esto que Peñalosa debería cuidar la manera en cómo está comunicando sus ideas, porque no es a costa del menosprecio por lo que se hizo en administraciones anteriores, por terribles que hayan sido, la mejor manera de vender una propuesta que podría mejorar o corregir errores del pasado, porque puede ser víctimas de rechiflas como le sucedió en Usme, cuando por no reconocer que las viviendas que se estaban entregando en ese momento, que formaban parte de un paquete de planes y proyectos que se dejaron al finalizar la administración de Clara López y que fueron complementados y ejecutados durante la alcaldía de Gustavo Petro, se hizo merecedor de burlas y abucheos de parte de la comunidad que le acompañaba en el acto.
Hoy día no se puede menospreciar el conocimiento que pueden tener las personas del común por humildes que estas sean Alcalde Peñalosa, porque la gente podrá no estar a la altura de quienes les hablan, pero algo saben del tema y en eso hay que ser muy cuidadoso.
Tampoco suena muy prudente hablarle a la comunidad con total desprecio hacia lo que se pensaba proyectar en temas como la reserva Van Der Hammen por ejemplo.
No sé si su actitud hacia este proyecto, corresponde al hecho de que fue una idea heredada de la administración anterior. Pero más allá de eso Alcalde Peñalosa, tenga en cuenta que aquí está la intención de miles de ciudadanos en Bogotá, de proyectar a la ciudad como ejemplo en el cuidado y protección del medio ambiente urbano.
Por eso sería mejor socializar ideas y no pretender imponerlas, con argumentos como el que usted dio en la reciente entrevista con María Jimena Duzan en el programa de televisión “Semana en vivo”, donde aseguró que en este lugar “no hay ni micos, ni guacamayas”.
Más que un mandatario que se muestre soberbio y sobrado, lo que los ciudadanos bogotanos quieren es un Alcalde que dialogue constantemente con ellos para mancomunadamente encontrar una solución viable a los problemas que les agobian en el día a día.
Las personas que hoy habitan en la ciudad de Bogotá, no son las mismas que se gobernó en el período 1998 -2000 y aunque así fuese, su manera de pensar no es la misma, porque las condiciones de vida han cambiado y usted Alcalde parece no darse cuenta.
Hoy por hoy la gente no traga entero y si usted no corrige la manera como está comunicando sus ideas, puede perder y muchísimo.
Es por esto que debe escuchar a sus asesores en comunicaciones y seguir sus consejos, porque en cada salida en falso que usted da con declaraciones confusas en donde se enreda al hablar, deja la impresión de no estudiar los temas y de no manejar el discurso.
Es preocupante ver a un Peñalosa que conoce muy bien a la ciudad, pero que parece no conocer a sus habitantes y su manera de actuar y pensar, que en últimas es lo que le podría estar generando problemas en el momento de comunicar sus ideas.
El arte de Gobernar en el día de hoy, obliga a los dirigentes a conocer el público al que se quiere dirigir. Si en la Alcaldía Mayor de Bogotá no están teniendo en cuenta este pequeño detalle, seguiremos viendo a un Enrique Peñalosa que no domina los discursos, enredándose al hablar y con ideas difusas que solo están generando polémicas en una ciudad que necesita superar problemas y proyectarse de nuevo como la Atenas Suramericana.