Corrupción se escribe con C, ¿de Colombia?

No sé si se será coincidencia que la primera letra de la palabra corrupción sea la C, la misma con la que inicia el nombre de nuestro país, es decir, Colombia. Pero lo que si me queda claro, es que esto difícilmente se va a superar, por más que se diga o se prometa una lucha frentera contra este problema.

El caso de la multinacional Odebrecht deja claro que la corrupción en nuestro país, es como la materia, no se acaba, sino que se transforma, logrando una mayor sofisticación en cada caso, de tal forma que en un comienzo logra pasar desapercibida, tanto así, que fue necesario la ayudita de un indictment de la Corte del Este de Nueva York, para que en Colombia se dieran cuenta de la manera en cómo  una vez más, los recursos públicos fueron  puesto al servicio del clientelismo y la politiquería.

No quisiera estar en los zapatos del Fiscal General de la Nación Néstor Humberto Martínez, a quien  sin querer queriendo, los gringos le han puesto la  prueba de fuego a su gestión, porque debe escoger entre los afectos que como abogado ha tejido en su vida profesional, no solo entre las grandes empresas de este país, sino además con los políticos y funcionaros públicos de élite,  y su misión como jefe del ente investigador.

Lo anterior lo digo porque es claro que para que Odebrecht lograra sus fines en nuestro país, la gestión que como lobbysta pudiera llevar a cabo el excongresista liberal Otto Bula,  resultaba insuficiente. Para esto era necesario la ayuda de personas de gran influencia al interior de las entidades y de funcionarios que tuvieran la capacidad de tomar decisiones. ¿Operará la justicia como debe ser?

Sería de ingenuos pensarlo, porque como siempre sucede, únicamente se actuará sobre los nombres de funcionarios públicos y políticos de rango medio, pero nunca sobre los que desde arriba hacen y deshacen con los recursos públicos de la nación.

Nadie puede negar que para que Odebrecht lograra sus  propósitos, primero era necesario que la Agencia Nacional de Infraestructura se pronunciara en favor de adicionar un tramo al proyecto de la Ruta del Sol; que  la Dirección Nacional de Planeación modificara el Conpes 3817;  que el ministerio de Transporte diera vía libre a la obra y el ministerio de Hacienda asignara los recursos.  Lo que quiere decir, que para que este hecho se consumara, fue necesario el concurso de varias entidades, tanto en este Gobierno como en el anterior, que fue cuando se inició y se contrató la obra en su primera fase.

¿Quiénes participaron al interior de las entidades involucradas en el tema?, tanto en esta administración,  como en la de Álvaro Uribe, es lo que debe investigar la Fiscalía General de la Nación y los jueces fallar con total decisión, entre otras porque si resulta bastante extraño que con un personaje como Otto Bula mezclado en todo esto,  nadie se percatara de que algo oscuro podría estar sucediendo.

Mientras tanto, como es de esperarse, todos los que se señale,  saldrán a decir que no conocen a Otto Bula  y  que nunca se han reunido con algún funcionario de Odebrecht. Ya vimos por ejemplo al senador Horacio Serpa decir que el excongresista  nunca ha hecho parte del Partido Liberal. Al parecer se le olvidó que en 1998 fue avalado dentro de las listas de la colectividad como segundo renglón de Mario Uribe Escobar.

Como el resto de colombianos del común, seguiré observando lo que ocurra en nuestro país, sin esperar que algo ocurra más allá de investigar a juzgar a personajes de rango medio que a los políticos y funcionarios públicos, les sirven como  fichas de quitar y poner. Mientras tanto, me seguiré preguntando si será cuestión de pura casualidad o coincidencia,  el hecho de la primera letra de la palabra corrupción sea la misma con la que inicia el nombre de nuestro país.

@sevillanojarami