Dejen jugar a Pardo

Con todo este debate que se ha formado bajo la idea de que para sacar a Bogotá del caos, es necesario salir de los gobiernos de izquierda, conformando un supuesto “Equipo por Bogotá”, mientras que por debajo de las frases que invitan a esta especie de “sindicato político”, se deja la sensación de que está en manos de Rafael Pardo, el hecho de que las elecciones no las gane la candidata del Polo Democrático Clara López.

En pocas palabras, que la supuesta responsabilidad por lo que ocurra en la capital, está en las manos del aspirante liberal.

Injusto si resulta que se trate de indilgar una responsabilidad política a quien desde hace un año viene recorriendo los barrios de Bogotá, con el ánimo de conocer los problemas de la capital, construyendo ideas de la mano de los ciudadanos, para que desde las bases se retome el rumbo perdido, luego del robo a sus finanzas que promovieron Samuel Moreno y su legión del mal. Entre otras, porque no se puede llegar tarde a una fiesta y pretender ser el centro de atención, como quiere Enrique Peñalosa.

Que no pretenda Peñalosa hacernos creer que llega con la intención de hacer equipo, cuando todos sabemos que lo que en realidad quiere es que los demás hagan campaña alrededor de él, y para eso lo primero que desea es sacar del camino a quien más le estorba, es decir a Rafael Pardo.

Repito, no sería justo con Pardo, quien ha dejado ver que su idea no es llegar y expulsar de Bogotá las conquistas sociales que logró la capital durante el período de Luis Eduardo Garzón y que se han sostenido en las últimas dos alcaldías, sino más bien reforzarlas y mejorarlas, sin olvidar que es necesario que la capital siga enrutándose nuevamente en el desarrollo urbano, cosa que poco a poco, a los trancazos y a regañadientes ha iniciado Gustavo Petro, incentivando nuevamente el uso de la bicicleta e impulsando el proyecto de un Sistema Metro para la ciudad, por ejemplo.

Eso es un discurso responsable y serio con Bogotá, propio de una persona comprometida con toda una ciudadanía.

Pardo sabe muy bien que Bogotá no puede darse el lujo de seguir perdiendo, por eso sus ideas las presenta con un discurso equilibrado, bien pensado y lejos de las pasiones del momento, que es lo que la gente espera. Lo que menos que se quiere es que se llegue de último al baile como hace Peñalosa, no invitando a bailar, sino a que bailen con él, imponiendo la música y diciendo que se debe beber y que se debe comer.

También se espera que quien haga uso de su legítimo derecho de buscar ser elegido, llegue con la idea de debatir con los demás candidatos las propuestas sobre el modelo de ciudad que quiere seguir, que es una de las reglas más elementales en cualquier democracia que se precie de ser seria.

No se puede llegar a un sitio imponiendo agendas, lavándose las manos y haciendo ver a quienes ya están en el juego político y comparten electorado con el recién llegado, como responsables por la división de los votos del sector que políticamente representa, cuando la responsabilidad la tiene el que provoca este fraccionamiento, es decir Peñalosa, quien además aterriza en el escenario, haciendo señalamientos a sus contrincantes de politiqueros, cuando nada más politiquero que presentarse con un partido político distinto en cada elección como él lo hace, primero de liberal, luego de independiente, después de Verde Uribista, más delante de verde centro derecha y ahora de antipolítico.

Así de esta forma, no será raro verle muy pronto vestido de conservador también, bailando el asereje con Marta Lucía Ramírez y Fabio Valencia Cossio. Si ya lo hizo con Uribe, que de extraño tiene que se presente este escenario.

Juego limpio señores. Está bien que se compita en las elecciones, pero dejen competir también a quienes cuentan con la hoja de vida y las condiciones para ser elegido alcalde mayor de Bogotá, como Rafael Pardo por ejemplo.

@sevillanojarami