No se puede desconocer que el Estado brindó garantías al exguerrillero Jesús Santrich, dejándole en libertad y permitiéndole tomar posesión de su curul en la Cámara de Representantes, obligando de paso al Gobierno Nacional a respetar los Acuerdos firmados con las Farc.
Por lo anterior, resulta inadmisible su comportamiento desafiante con el que demuestra que poco o nada le importan los esfuerzos que se hacen para darles posibilidades a quienes abandonaron las armas.
La manera como Santrich abandona el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Tierra Grata, corregimiento de San José de Oriente, municipio de La Paz, Cesar, no da para pensar bien del exguerrillero. Escapar por una ventana en horas de la madrugada, dejando una nota como coartada para distraer la atención de las autoridades, demuestra las oscuras intenciones de este personaje.
Gracias al comportamiento de Santrich, los colombianos comienzan a dudar del proceso de paz con las Farc, no importa cómo votaron en el plebiscito, además de que esto mina los argumentos de quienes han defendido vehemente la implementación de los Acuerdos y de quienes estaban convencidos de su inocencia y exigían su inmediata libertad.
El daño que Santrich le está haciendo al Acuerdo de Paz es tan grande que será difícil de reparar, porque no solo lo golpea moralmente, sino que además deja la impresión de que las Farc estarían utilizándolo como fachada para continuar con actividades delictivas desde la legalidad y en cualquier momento retornar a la clandestinidad, bien sea desde las selvas colombianas o desde territorio extranjero.
En adelante el Estado deberá ejercer acciones más contundentes para garantizar que los más de 5.000 exguerrilleros que se encuentran en los ETCR se mantengan en su deseo de vivir en la legalidad, evitando que el mal ejemplo de Santrich se generalice y termine por romper la desmovilización.
Esta es una alerta que Colombia no puede ignorar, si desea que las acciones de Santrich no terminen por generar pánico en la base desmovilizada de las Farc. Para esto, lo primero que debe hacer el Gobierno Nacional es tomarse en serio la implementación de los Acuerdos, entablando un diálogo directo y continuado con el partido FARC para desarrollar acciones inmediatas y planes de choque en favor de estos, y es al presidente de la República a quien le corresponde encabezarlo.
La fuga de Santrich, sea que aparezca o no, debe verse como una alerta, porque puede terminar generando una desbandada de parte de los exguerrilleros hacia la ilegalidad. En sus manos está la solución, señor presidente.
