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El próximo 9 de abril, día en que Colombia dedica especial atención a las víctimas del conflicto armado y permite que este grupo de colombianos hablen desde la plenaria del Congreso de la República a la nación entera, debería estar presente la voz de la líder de Restitución de Tierras Carmen Palencia. Sin embargo, no creo que sea posible y ya les diré porque.
Carmen Palencia es uno de los símbolos de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. Esta líder de desplazados y reclamantes de tierras, asesoró a los ponentes del proyecto de ley en el Congreso en el 2011, colaboró y puso todo su empeño para que Juan Manuel Santos se desplazara en 2012 junto con sus más cercanos colaboradores hacía el Urabá antioqueño para darle inicio a la norma que en adelante, permitiría que miles de colombianos perjudicados por el conflicto armado, se les reconociera lo que les fue arrebatado como consecuencia de las acciones violentas que en municipios y veredas han padecidos miles de personas. Su empeño y dedicación en su trabajo le hicieron merecedora del premio Nacional de Paz en 2012 por su labor con familias desplazadas.
Hasta hace poco participó como columnista de opinión en este diario, lo mismo que en el portal de periodismo “Kienyke.com”, hoy día poco se sabe de ella. Por las fotos que suele colgar en la red de Facebook, algunas personas que le conocen, aseguran que se encuentra viviendo en otro país en calidad de refugiada. Otros dicen que le ofrecieron un cargo diplomático en un país europeo. Quienes han tenido la oportunidad de dialogar con ella a través de redes sociales, cuentan que poco habla y cuando se le pregunta por su paradero elude la respuesta.
Personas cercanas a ella aseguran que durante el 2015 su situación de seguridad personal se complicó bastante, al punto en que las últimas amenazas ya no eran contra ella, sino contra su nieta quien no supera los diez años de vida, lo que provocó su salida del país. ¿A dónde?, nadie lo sabe y quienes conocen su paradero no lo revelan, lo que es entendible desde todo punto de vista.
Si lo anterior es cierto, queda claro una vez más que Colombia es un país que no otorga ningún tipo de garantías para las personas que se han dedicado con alma, vida y corazón a la defensa de los Derechos Humanos y sobre todo a la reparación y a la restitución de tierras.
No es posible que la única opción que tengan quienes apoyan a las personas que han sufrido algún daño por efecto de la violencia que durante décadas ha vivido nuestro país, sea el de alistar su maleta, tomar un avión e irse a vivir a otro país, lejos de quienes le han acompañado a lo largo de su vida. ¿Es esta la garantía de que nos aproximamos a un posconflicto?, más bien es la prueba de que nos acercamos a otro conflicto: el de la intolerancia, el de no aceptar que en el pasado se cometió un error y que se debe enmendar.
Por estos días la voz de una persona como la señora Carmen Palencia hace falta en nuestro país, no solo porque es la persona que más sabe cuáles son los problemas que parecen los colombianos que les han arrebatado sus tierras, sino además porque es la voz más autorizada, por sus conocimientos en terreno, de lo que ha sido el proceso de Reparación de víctimas y Restitución de Tierras, con todas las dificultades que ha tenido en la aplicación de la norma, lo que le da la suficiente autoridad para decirle al Procurador Alejandro Ordóñez, cuan equivocado está al viajar al municipio de San Ángel, en el Magdalena, para liderar un encuentro con unos dos mil campesinos que se oponen la aplicación de la norma.
La lógica de una persona que se encuentra al frente de una entidad que debe garantizar el cumplimiento de los Derechos Humanos en Colombia como la Procuraduría General de la Nación, indica que la cita debió ser con quienes reclaman sus parcelas, no con sus opositores en uno de los municipios donde se firmó los primeros pactos entre políticos y el paramilitar Jorge 40.
También es la persona que tiene mayor autoridad para decirle a Álvaro Uribe y su fila de obedientes ovejas, lo infame y enfermizo que resulta convocar a una marcha que pesca en rio revuelto, aprovechándose de la baja popularidad de Santos producto de sus constantes equivocaciones en materia de gobierno, para exigir unos 100 años más de guerra en Colombia.
En pocas palabras, una voz como la de Carmen Palencia, hace falta en este país y resulta lamentable y vergonzoso que Colombia no haya sido capaz de garantizarle una efectiva seguridad y calidad de vida digna, para que pueda desarrollar su labor de ayudar y apoyar a quienes buscan la restitución de sus parcelas y su reparación como víctima del conflicto armado.
Si en estos momentos Colombia demuestra incapacidad para garantizar la vida de quienes apoyan la reconciliación nacional, ¿qué tipo de seguridad puede dar a quienes desde ya le apuestan a un posconflicto y a quienes se vienen de la guerra a la paz?
