El municipio de Tumaco, como muchos territorios en Colombia, ha tenido que pagar las consecuencias de tener a Iván Duque gobernando el país, quien se ha caracterizado por ser el presidente de los absurdos.
No de otra manera se puede calificar a un primer mandatario quien en compañía de su ministro de Minas y Energía toman la decisión de importar combustibles desde Ecuador para los territorios del sur del país, en lugar de abastecerlos utilizando el puerto de Tumaco.
La gasolina y diésel que se traen de Ecuador le cuestan a Colombia al menos US$20/bl de más, que los paga el usuario del departamento. El contenido de azufre es 10 o 20 veces mayor que la especificación colombiana y de mayor corrosión en los motores.
¿Cuál es el interés con Ecuador? Y lo más importante, ¿cómo explicar que Colombia sea miembro de los países que integran la Alianza del Pacífico y se le otorgue al municipio de Tumaco el trato de cenicienta?
El municipio de Tumaco, por su posición geoestratégica y por contar con un puerto, puede servir como eje de reactivación de la economía en el Pacífico nariñense y puede además jalonar el desarrollo en el resto del departamento, incluso también en el Putumayo, pero el presidente y su ministro de Minas parecen no notarlo.
Todos los años cuando se presentan bloqueos en las vías por protestas y manifestaciones como las del paro nacional, por ejemplo, los territorios que integran el suroccidente del país corren el riesgo de desabastecerse y es el puerto Tumaco el que tiene que hacer el papel de “ángel de la guarda” y ayudarle al Gobierno para que no se desate una crisis social en la región de enormes proporciones por su falta de visión.
En momentos como estos, de paro nacional y de bloqueos, llegan con afanes el ministro de Minas y Energía y el presidente de Ecopetrol a proponer contratos a corto tiempo para solucionar el problema, pero con pañitos de agua tibia.
Un gobierno inteligente le hubiese otorgado al puerto de Tumaco la importancia que tiene y con toda seguridad que desde el municipio estaría jalonando el desarrollo en una región bastante olvidada durante décadas por el Estado colombiano.
La crisis social que se vive en la región por la pandemia del COVID-19 y por el descuido al que ha estado sometida durante siglos puede solucionarse si se actúa de inmediato y de manera estratégica, si se otorga a Tumaco la importancia que tiene.
Espero que antes del 7 de agosto de 2022, el presidente Iván Duque y su ministro de Minas y Energía descubran para qué puede servir este territorio, si se visita por el día y no en la madrugada en “viajes clandestinos”, como acostumbra hacerlo el primer mandatario.
@sevillanojarami