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No debería sorprender ver a quienes tanto piden espacios abiertos para ser escuchados, como lo exigen las reglas en cualquier país que se precie de ser democrático, aplicando la antidemocracia como lo hace el senador y precandidato presidencial Gustavo Petro en su grupo político.
De nada han servido los mensajes de las personas como Francia Márquez, Aída Abella, Iván Cepeda, etc., quienes han manifestado su incomodidad por la llegada del exgobernador de Antioquía Luis Pérez al Pacto Histórico; este es un precandidato que no es precisamente de izquierda y al que además señalan de haber permitido la Operación Orión en la comuna 13 de Medellín, que dejó múltiples denuncias por serias violaciones de derechos humanos por parte de las Fuerzas Militares y donde, según las versiones de alias Don Berna, “participaron los paramilitares”.
Petro justifica la decisión de aceptar la llegada del político antioqueño con un argumento parecido al que han dado quienes han avalado candidaturas con apoyos cuestionados: “Luis Pérez no tiene investigación”. Recordemos que las justificaciones que dieron quienes respaldaron las aspiraciones de Teresita García (Hermana de Álvaro García) y Arleth Casado (esposa de Juan Manuel López Cabrales), para citar algunos, fueron que “el delito de sangre no existe” o que “no tiene investigación en su contra”.
Puede ser que el exgobernador de Antioquia no tenga ninguna investigación judicial ni disciplinaria en su contra, pero sí existe prevención de parte de buena parte de la sociedad, que no vio con buenos ojos que una operación militar en donde se mezcló la ilegalidad haya terminado en asesinatos y desapariciones a civiles que muy seguramente no tenían nada que ver con el objetivo que se perseguía. Es por esto que gran parte de los colombianos le piden cuentas al exmandatario regional. Lo mismo que al gobierno nacional de ese entonces y a los comandantes de las Fuerzas Militares y de la Policía.
No tiene entonces ninguna presentación que el senador Gustavo Petro —que pide a grito entero, en cada manifestación a la que asiste en la plaza pública, abrir los oídos de la democracia— aplique a sus seguidores el bolígrafo de la antidemocracia. Además, deja el precedente: si así es de candidato, cómo será de gobernante.
Por supuesto que deben estar molestos e incómodos los militantes del Pacto Histórico, quienes ya de por sí estaban resignados a tragarse el sapo de tener a su lado a una persona tan cuestionada como el senador Armando Benedetti, como para ahora también soportar al exmandatario antioqueño, que se identifica más con la derecha uribista que con la izquierda.
A este paso, Gustavo Petro va a convertir su Pacto Histórico en un verdadero “sancocho histórico”. Se acordarán de mi cuando suceda.
