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El Esmad, ¿sí o no?

Óscar Sevillano

27 de julio de 2016 - 09:50 p. m.

Julio César Acosta es miembro de la Mesa Local por la Defensa de la Salud Pública, organización que se hizo presente el pasado viernes 22 de julio en la entrada principal del Hospital de Kennedy en Bogotá, para acompañar a médicos y enfermeras que protestaban por la unificación de la red de hospitales públicos, porque según ellos, la medida provocará la reducción de algunos salarios en un 30% y 40%, sin contar con la falta de insumos para atender a los pacientes.

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Desafortunadamente,  para este ciudadano la actividad que tenía la intención de realizar una manifestación pacífica, no terminó con final feliz. Cuando menos se lo esperaron agentes del  Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), hicieron su aparición lanzando gases lacrimógenos en la puerta del Hospital donde se encontraban pacientes con problemas respiratorios, dejando dos personas heridas, una de ellas, Julio Cesar Acosta.

La ira de los manifestantes no se hizo esperar y los ánimos comenzaron a subirse de tono, así  como sucede en la mayoría de protestas en donde el Esmad buscar mantener el orden en el lugar, haciendo uso de las facultades que le otorga la ley, cometiendo una serie de abusos sobre las personas que se encuentran en el lugar.

Esta y muchas otras situaciones han puesto a Colombia a debatir desi es necesario acabar con este grupo de la policía que tiene como misión principal disolver revueltas, pero que por su actuar, parecería que fuera más bien un escuadrón de la muerte, porque no mide,  por ejemplo,  las consecuencias que tiene el disparar gases lacrimógenos en las afueras de un centro hospitalario y repartir golpes con el bolillo de manera indiscriminada a todo el que encuentre a su paso, sin siquiera detenerse a mirar si determinado individuo hace de  la protesta o si se puede tratar de un curioso que se encuentra en el lugar, etc.

Las quejas de los ciudadanos donde dejan ver los abusos que cometen el Esmad son numerosas. Como es de imaginarse, los resultados de las investigaciones se conocerán en un futuro, en el posconflicto quizás.  Mientras tanto el presidente Santos guarda silencio.

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Nadie puede negar  que en medio de las protestas suelen introducirse personajes que nada tienen que ver con la intención de  quienes manifiestan alguna inconformidad. Son precisamente estos individuos, saboteadores de profesión, quienes en medio de la jornada causan males en calles y avenidas y  con el ánimo de provocar a los agentes del Esmad, pintan con aerosol sus escudos.

Creería que es sobre estos individuos en donde se debe ejercer autoridad y solo si es necesario acudir a las medidas de reducción facultadas para los agentes del Esmad. No es repartiendo bolillo a diestra y siniestra la manera más adecuada de hacer presencia institucional en una manifestación, porque la sola presencia de esta fuerza policial agrede a quienes se encuentran en el lugar.

Casos como el de Julio César Acosta en la localidad de Kennedy; los denunciados durante el paro camionero, sumados a todos los hechos de abuso de autoridad en los que se ha visto involucrado el Esmad, en un país civilizado serían suficiente motivo para ponerle fin a la existencia de esta fuerza policial, pero de algo tenemos que ser conscientes: esto es Colombia.  

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Cambiando de tema, curioso sí resulta ver a la familia Sánchez Montes de Oca en el chocó,  rifar un auto para para liberar a su hermano.

@sevillanojarami

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