Gran parte de la opinión pública en Colombia asegura que si el Gobierno Nacional logra firmar el acuerdo de paz con las Farc, el expresidente Álvaro Uribe Vélez va a ser quien más les eche de menos, porque se tiende a creer que el ahora senador se quedará sin discurso.
Puede que sea cierto, sin embargo considero que el exmandatario siempre tendrá un motivo para molestar, porque es un actor político que tiene un discurso que no se reduce únicamente al tema de orden público y más bien, quien en realidad va a extrañar en buena medida al grupo armado ilegal si se llega a desmovilizar, es el periodismo nacional.
Tan acostumbrado está el periodismo nacional a contar muertos, luego de que ocurre un hecho violento protagonizado por las Farc, para luego ir detrás de unos cuantos políticos y de algunos analistas a preguntarles su opinión sobre el suceso, que en el caso de que se llegase a firmar un acuerdo de paz con el grupo armado, serán los primeros en tener que rehacer su agenda y poner sus cámaras y micrófonos en otros hechos que son igual o peor de graves, y que hasta el momento aparecen de manera escasa en las páginas de los principales diarios del país y los noticieros más sintonizados.
Será entonces el momento para que el periodismo de una forma más constante, ayude a desnudar la realidad de una Colombia que ha estado opacada y las consecuencias que tiene para miles de colombianos en municipios y veredas, vivir en territorios abandonados por el Estado, y que por darle importancia al cruce de balas, ha sido ignorada.
Quizá de esta manera la mayoría de las noticias se produzcan desde los territorios y no tanto desde el Palacio de Nariño, Congreso de la República, ministerio, etc. A lo mejor así las notas exclusivas sean para denunciar la precaria atención en hospitales de los municipios, corrupción administrativa en los territorios, etc, y no tanto para mostrar las obvias declaraciones del presidente rechazando algún atentado o acto violento de la guerrilla, porque entre otras, a ninguna persona de bien se le ocurriría felicitar a un grupo armado ilegal por los males que causa.
De pronto así los bogotanos podremos conocer las cifras reales y la situación de niños y adultos que han fallecido por desnutrición en departamentos como el Chocó o La Guajira por ejemplo, donde el abandono es total, situación que pasa de agache porque la mayoría de noticias que se producen en estos territorios tienen que ver con el conflicto armado.
A lo mejor esta sea la oportunidad para que las víctimas de la violencia se pronuncien y muestren su descontento por la ineficaz atención de los funcionarios públicos que tienen en sus manos los trámites de la reparación en la Unidad de Reparación a Víctimas, sin que tengan que acudir a las vías de hecho para que les presten atención.
No me cabe la menor duda que solo así, muchos de los bogotanos que viven pensando que este es un país urbano, y que las ciudades principales en Colombia son una especie de sucursales de Nueva York, Miami o Londres, puedan darse cuenta de que incluso en la capital del país, existen territorios con una brecha social enorme y que para esto es necesario meterse en ellos con cámaras y micrófonos para mostrar su realidad.
Estoy seguro además de que sin las Farc manejando la agenda mediática de los noticieros y periódicos en Colombia, el ciudadano de a pie tomará la importancia que pocas veces se le da en la opinión pública nacional y los problemas que le aquejan, sin que necesariamente en los hechos que se informen tengan que estar involucrados una docena de muertos y heridos.
Pero repito, para que esto ocurra debe primero darse un cambio en la agenda del periodismo nacional que se acostumbró a contar los muertos que dejan las Farc en cada uno de sus demenciales ataques y que muy pocas veces se ha dado a la tarea de mostrar esa Colombia que vive en medio de la inequidad en la mayoría de municipios de nuestro territorio, situación que ha sido provocada por la corrupción administrativa que se ha incrustado en toda la función pública y que difícilmente será erradicada de las instituciones del país, si seguimos pensando que el conflicto armado es el único cáncer que padece nuestra Nación, y no se hace una veeduría constante que denuncie otros hechos que son peor o igual de delicados.
