Inicia la segunda administración en la ciudad de Bogotá de Enrique Peñalosa, quien se destacó durante su primer período en temas de intervención en infraestructura y un manejo en lo social con una óptica distinta a la tradicional, donde primó el mejoramiento de barrios y viviendas en sectores vulnerables de la capital, dotándoles de los servicios públicos necesarios para el día a día.
Su regreso a la Alcaldía de Bogotá pone punto final a la presencia de una política de izquierda que no supo entender que el darle prioridad a la lucha contra la pobreza y la desigualdad en la capital del país, no significa que se deba dejar de atender otros asuntos como la movilidad vial y que trabajar mancomunadamente con la Policía, Fiscalía, los empresarios y el Gobierno Nacional es un asunto vital para que la ciudad no pierda su rumbo.
Que el darle importancia a las personas de estratos 1 y 2, no quiere decir que se deba olvidar a los demás, especialmente los barrios ubicados en el nivel 3, que es donde mayoritariamente viven los bogotanos. Que son los que requieren movilizarse en un mayor porcentaje en el transporte público, donde a diario se vive la inseguridad que en Bogotá se manifiesta con el robo por encima del homicidio.
Es por esto que el nuevo Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa debe tener cuidado y enviar un mensaje a los ciudadanos de calmar las expectativas que se tiene con su regreso al Palacio de Lievano, porque los problemas que hoy padece la capital, no se van a solucionar el 2 de enero. Enderezar el rumbo de la capital es un trabajo que va a tomar buen tiempo y es algo que debe tener claro la ciudad.
Para esto el alcalde Peñalosa debe manejar muy bien los canales de interlocución con los bogotanos, rescatando por ejemplo los Encuentros Ciudadanos, espacio que era transmitido por Canal Capital donde cada domingo el Alcalde intercambiaba opiniones en forma directa con los ciudadanos a través de llamadas telefónicas y del público que le acompañaba.
En espacios como estos, Peñalosa debería dejarles claro a los bogotanos que la construcción de un Metro, no puede distraer la atención que se debe poner sobre los problemas que tienen al Transmilenio y a los buses del SITP colapsados y sumergidos en un inmenso caos, porque es aquí donde los ciudadanos se van a movilizar mientras se decide la manera cómo se pondrá en marcha la operación de un sistema férreo en Bogotá.
Que se debe terminar con la falacia de que Bogotá es una ciudad segura, con el argumento de que “la tasa de homicidios es baja en comparación con la de Cali y Medellín” y que nos debemos decir la verdad, que la capital del país es insegura no por el número de asesinatos, sino por la cantidad de robos y atracos que se vive en las calles en el día a día y que para luchar contra este flagelo, es necesaria la colaboración de la ciudadanía que muchas veces es testigo de los hechos y prefiere la tranquilidad del silencio, por miedo a que también se les agreda.
Peñalosa conoce muy bien la impaciencia de la ciudadanía, porque ya la padeció y la supo capotear, es por esto que desde el primer día debe establecer unos canales de comunicación, adecuados para permanecer en constante diálogo con los bogotanos, en donde les haga entender por ejemplo, la importancia que tiene para Bogotá, el contar con unos andenes libres para que los transeúntes puedan caminar en ellos con la tranquilidad de que no van a ser atracados en medios de los tumultos que se suelen armar tras la presencia en ellos de ventas ambulantes.
Pero lo primero que debe hacer Peñalosa es llamar a la calma y pedirles a los bogotanos un poco de paciencia y calmar las expectativas que se tienen con su regreso a la Alcaldía de Bogotá, porque todos estos problemas no se solucionan de la noche a la mañana.
