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Elegir el No es como elegir una vez más a Barrabás

Óscar Sevillano

28 de septiembre de 2016 - 09:00 p. m.

Aunque estaba escrito que Jesucristo debía morir según la historia bíblica, en el momento del juicio en el que se decidía su muerte, la humanidad presente en el lugar de los hechos tenía la opción de elegir entre una causa justa que enarbolaba el hijo de Dios, es decir, la del perdón y la reconciliación y, otra como la de Barrabás, que era la confrontación por medio de las armas con los romanos.

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Para esos tiempos, según lo narra la Biblia, Israel entero estaba cegado por el odio hacia Roma, como consecuencia de la esclavitud a la que fue sometida. Soñaba con el momento de ser liberada por la mano de un Salvador, que el pueblo israelí pensaba, llegaría con espada a combatir el yugo del imperio.

Nunca se inclinaron en la posibilidad de que la revolución  llegaría por cuenta de un hombre que a pesar de su rango celestial,  saldría del común de la gente,  enarbolando las causas justas,  sembrando la semilla del perdón y la reconciliación en los corazones de quienes le escuchaban. Por esto se resistieron a creer que Jesús era su Mesías y tildándole de mentiroso lo arrojaron a un juicio amañado, sometiéndole a una muerte cruel e infame, que si fuese juzgada en estos momentos, quedaría catalogada como “crimen de lesa humanidad”.

En estos momentos Colombia se encuentra en una situación similar, porque tiene la opción de elegir entre un Sí que puede detener la guerra que durante más de 50 años ha causado muertes, desplazamiento forzado, víctimas de minas antipersonas, militares heridos,   secuestrados,  y un No que sin duda alguna,  da continuidad a los males anteriores.

De ganar  la opción del No, Juan Manuel Santos hará el papel de Poncio Pilatos y lavándose las manos, dirá que la guerra continúa por decisión de los mismos colombianos y no porque su Gobierno no hizo lo necesario para detenerla y salvar vidas humanas.

En efecto, si le ponemos algo de sentido común, podríamos concluir que es así, porque resulta extraño que en Colombia existan personas que promuevan e inviten a elegir por una opción contraria a la de evitar muertes y hechos violentos como consecuencia de la guerra.

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Es de locos pensar que una sociedad se incline por la vía de continuar en un país en guerra. ¿Será esta la consecuencia de una nación que lleva más de cuatro décadas en medio de la confrontación armada?; ¿Es posible que los colombianos nos hayamos adaptado a vivir en un territorio que padece un conflicto armado y nos de miedo conocer la paz?

Puede ser que el acuerdo de paz que se acaba de firmar en Cartagena entre el Gobierno Nacional y las Farc, no sea lo que esperábamos; puede que existan algunos sapos que tengamos que tragarnos, uno de esos, el no ver en la cárcel a quienes provocaron tantos males en la sociedad colombiana, sin embargo pregunto, ¿ha habido en el mundo algún acuerdo  de paz perfecto?

La mayoría de quienes dicen  no estar de acuerdo con el proceso de paz, limitan sus argumento a los cárcel para los guerrilleros, olvidando que en Colombia, estar tras las rejas no es garantía de una no repetición de los hechos, porque está demostrado que aún en prisión las personas que han  sido condenadas o capturadas en espera de un juicio, bien sea por narcotráfico, corrupción política o crimen organizado, continúan con su actuar delictivo,  con la seguridad de que nada más se les puede hacer. Para la muestra Kiko Gómez, o cualquiera de los parapolíticos.

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Es por esto que se debe pensar en una pena alternativa,  y que mejor que obligándoles a reconstruir la vida en sociedad, víctima de un sin número de hechos que terminaron por romper el tejido social en las poblaciones donde la guerrilla de las Farc hizo presencia durante mucho tiempo.

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En el momento en que se anunció el inicio de unos diálogos de paz con las Farc, hice parte del grupo de colombianos incrédulos en los éxitos que las conversaciones podían arrojar. El tiempo  se encargó de convencerme que estaba equivocado y que a pesar de los altibajos que se presentaron en el transcurso de los diálogos, ambas partes tenían la convicción de parar la guerra.

Es precisamente la opción de la paz por la que también me inclino, porque no concibo mi vida en un territorio en constante guerra. Por esto invito a los colombianos a pensar en un país tranquilo y a no seguir por la vía de elegir a un segundo Barrabás.

@sevillanojarami

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