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Homenaje a Humberto de la Calle

Óscar Sevillano

15 de marzo de 2018 - 12:35 a. m.

Colombia entera debería darle el lugar que se merece a Humberto de la Calle Lombana, al menos por agradecimiento a la labor que realizó como jefe negociador de los diálogos de paz con las Farc, tarea nada fácil de realizar, si se tiene en cuenta que se trataba de lograr unos acuerdos con una guerrilla liderada por personas dogmáticas y  enceguecidas, para quienes solo existe una realidad: la que solo ellos pueden palpar.

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Sin embargo, no es así. A Humberto de la Calle le tocó el peor de los castigos, el de cargar con el San Benito de supuestamente “haber ayudado al presidente Santos, dizque a entregarles el país a las Farc”, razón por la que muchos le rechazan, sirviendo de cinta reproductora de los discursos mal intencionados de Álvaro Uribe Vélez y toda su gavilla.

Según las cifras del Ministerio de Defensa, en diciembre de 2017 en Colombia se presentó la tasa más baja en homicidios en los últimos 30 años (24 por cada 100.000 habitantes); las víctimas por minas antipersonas pasaron de 222 en 2015 a 89 en 2016 y 50 en 2017 y en lo que tiene que ver con soldados heridos en combate el número se redujo en un 76%.

Lo anterior demuestra que un proceso de paz hace viable a un país, porque convierte a su territorio en un lugar donde se puede vivir tranquilamente y por ende en una nación atractiva para la inversión,  tanto propia como extranjera.

Es triste que Colombia  sea incapaz de reconocerlo, porque le afectó tanto la guerra que hoy por hoy, para solucionar sus problemas,  no puede ver una solución distinta que vaya más allá del  ojo por ojo y el diente por diente, y a quien se atreve a plantear una solución a través del diálogo, lo declara su  enemigo.

Resulta entonces injusta la forma tan desagradecida como se ha tratado a Humberto de la Calle Lombana, quien por el solo hecho de haber llevado al éxito los diálogos con la guerrilla más antigua del continente americano, merecería dirigir los destinos del país durante los próximos cuatro años y no el trato que se le está dando, es decir, el de ser una especie de “apátrida”.

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Lamentable que no se le vea de esta manera y si en cambio, Colombia se muestre dispuesta a elegir como presidente de la República,  a una de las dos peores opciones que existen en el momento,  entre un total de 11 personas que  aspiran a dirigirla.  

La primera de estas dos peores opciones, promete tener a un títere (Iván Duque) manejado por un expresidente que a diario suele destilar veneno en cada discurso que da, de  quien no me cabe la menor duda,  utilizaría el poder tras bambalina, para acabar con todo lo que huela a Juan Manuel Santos, sin importar lo que se esté llevando por delante. Y la otra en cabeza de Gustavo Petro, que llegaría a hacer lo mismo que hizo en Bogotá mientras estuvo al frente de la Alcaldía Mayor: improvisar y al igual que Uribe, desconocer la institución.

Humberto de la Calle es un hombre decente, que conoce al país, pegado a las normas, por las que ha demostrado un profundo respeto. Incapaz de prestarse a procedimientos indebidos y oscuros, y lo más importante, que promete lo que se puede cumplir, basándose en su experiencia como concejal,  ministro del Interior, constituyente, embajador, registrador nacional, magistrado,  y jefe negociador de los  Diálogos de Paz.

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No es posible que Colombia en lugar de valorar esta hoja de vida, la menosprecie  y si en cambio le de preferencia a la de un hombre sin mayor experiencia en la función pública como Iván Duque, que promete ser el  títere ejemplar de Álvaro Uribe, o lo que es peor, que vuelva viable a un candidato como Gustavo Petro,  quien demostró durante su período como alcalde mayor de Bogotá, que como gobernante es un verdadero desastre.

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Reciba esta columna de opinión doctor de la Calle como un homenaje a su exitosa gestión como jefe negociador de los diálogos de paz con las Farc, tarea nada fácil de llevar a cabo, y por lo que Colombia entera debería  estar  inmensamente agradecida, porque la reducción en materia de muertes y heridos como consecuencia de la firma de la paz, es indiscutible.

Nos falta todavía trabajar mucho en materia de superación del conflicto armado, es cierto, y ya veremos qué tan capaces han de ser los que hoy destilan veneno,  de repetir su éxito doctor De la Calle, en el caso de que Dios no lo quiera, sean ellos  quienes  ganen  la presidencia.

@sevillanojarami

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