Colombia debería tener los ojos puestos en la Costa Atlántica y en la manera como se ejecutan las elecciones en esta región, luego de conocer la entrevista a la excongresista Aida Merlano en la revista Cambio. Sin embargo, ha preferido volcar los ojos hacia el senador y precandidato Gustavo Petro porque subió a una tarima en Girardot con unos cuantos tragos de licor en la cabeza.
A un país donde el fútbol es patrocinado por una bebida de licor, donde a un hombre se le inculca desde muy pequeño que “ingerir bebidas alcohólicas es para machos”, y donde algunos candidatos, para tener éxito en sus convocatorias, invitan a las jóvenes a tomar cerveza, no debería sorprenderle ni hacerle cruces que un político haga lo que todos o una gran mayoría hacen. Sin embargo, con tal de encontrar la manera de fregarle el nombre al otro, no les importa si sacan a flote la doble moral y la hipocresía que tanto les caracteriza.
Qué pesar que la entrevista con Merlano no haya servido para que los órganos de control y las autoridades judiciales coloquen sus ojos en los departamentos de la Costa Atlántica, donde, como bien se sabe, la compra y venta del voto se hace a la luz del día y en presencia de todos.
Vale la pena preguntarse entonces si la divulgación del video en donde se ve a Gustavo Petro pasado de copas se hizo con la intención de desviar la atención y así tapar las escandalosas revelaciones en la entrevista de Aida Merlano, que involucran a un candidato a la presidencia de la República, quien debería estar dando las explicaciones del caso.
En un país civilizado Alejandro Char estaría contra las cuerdas explicando a la ciudadanía cada tema del que se le señala. Pero esto es Colombia, donde se ha preferido mirar lo menos importante. Se habló de su romance escondido con la excongresista Merlano y, para colmo, sus compañeros de la Coalición, en lugar de exigirle claridad en el asunto, prefirieron protegerlo y decir que Gustavo Petro se estaría beneficiando de las declaraciones de la exsenadora prófuga de la justicia.
Me pregunto si este tipo de reflexiones al interior de la Coalición Equipo Colombia corresponde a una manera de protegerse políticamente para más adelante beneficiarse electoralmente en la Costa Atlántica. Si es así, sería bastante lamentable para un país que busca superar este cáncer porque, entonces, una vez más, se estaría validando la detestable práctica del “todo vale”.
Estoy de acuerdo con que Merlano debe regresar al país para dar la cara y recibir la pena judicial por prestarse a temas de corrupción electoral, pero también sería justo que se investigue a las personas que participaron con ella en los fraudes que la favorecieron en las urnas. No puede ser que se siga actuando bajo la lógica de creer que a los delincuentes se les debe creer cuando se declaran culpables, pero cuando mencionan a alguien del poder que participó con ellos en el delito, no hay que prestarles atención ni darle un voto de confianza a sus palabras.
Al contrario, porque para acabar con la corrupción es necesario destapar los nombres de quienes están en el poder y desde allí desangran las finanzas del Estado con su mal proceder.
Espero entonces que el fiscal, que se autocalifica como un “súper fiscal”, demuestre entonces su súper trabajo e investigue y ayude a destapar todos los fraudes electorales que se ejercen no solo en la Costa Atlántica sino además en departamentos como el Valle del Cauca, Antioquia, Nariño, Cauca, Chocó e incluso Bogotá, que tampoco escapa a la compra y venta del voto.