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La cruz de Sayco

Óscar Sevillano
12 de agosto de 2022 - 05:00 a. m.

El país ha escuchado hablar en diferentes ocasiones sobre temas que han puesto en duda la gestión de la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco). Sin embargo, lo que uno jamás espera es que esto se convierta en algo reiterativo que genere más dudas en lo que tiene que ver con la manera en cómo proceden sus directivos.

En el pasado fueron famosas las denuncias de algunos autores y compositores que se quejaron porque no recibían el dinero que les correspondía por los derechos de sus canciones, que no importa si eran recientes o de los años 60, 70 u 80: si el tema musical seguía sonando en la radio, los montos se debían cancelar. Otros, en cambio, se quejaban por el mal momento que vivían, fruto de una mala situación que con el pasar de los años empeoró, y no encontraron otra salida que acudir al auxilio de Sayco.

Sin embargo, creo que más allá de las denuncias que un día llevaron a Sayco a estar de boca en boca, es bueno investigar primero si lo que se dice en la actualidad es cierto o no, porque podríamos caer en el error de señalar injustamente, llevados por un rumor mal intencionado.

Tuve la oportunidad de dialogar con el gerente de la Sociedad de Autores y Compositores y preguntarle por la gestión que se realiza en la entidad. Hice lo mismo con algunos compositores y personas que hacen seguimiento al tema. Todos coincidieron en decir que los problemas de malos manejos se han superado y que más allá de pagar un dinero por los derechos de las canciones que se escuchan en la radio, plataformas digitales, conciertos y presentaciones en privado, Sayco cuenta además con beneficios para sus afiliados.

Por supuesto, llegó la pregunta del “millón”: ¿sí todo es tan maravilloso por qué continúan los malos comentarios?

Al respecto cabrían muchas respuestas. La primera tiene que ver con el desconocimiento sobre el trabajo que realiza la sociedad. La segunda, con un claro problema de reputación que sobre Sayco pesa. A fin de cuentas bastan menos de cinco minutos para que otro acabe con el nombre y el trabajo que durante años han construido todo un equipo de personas y, claro, quienes les suceden en el cargo deben cargar con esta cruz durante toda su vida, así no tengan nada que ver con el pecado cometido.

Podría concluir que Sayco está cargando con una cruz que otro le dejó en el pasado y que no se ha podido quitar, no porque esté haciendo mal la gestión sino porque le ha faltado, como dicen popularmente: “cacarear los huevos”.

 

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