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A los habitantes de la ciudad de Bogotá nos llegó el momento de darle a la capital del país la oportunidad de salir de la parálisis en la que se encuentra, luego de tres administraciones de izquierda que han concentrado su mirada en tan solo un sector de toda una ciudad.
Nadie desconoce que estuvo bien que desde la Alcaldía Mayor de Bogotá se les diera prioridad a los planes e ideas que permitieran en primer lugar trabajar temas de nutrición infantil como una política de salud pública en la ciudad y en segundo lugar mejorar las condiciones de infraestructura en los colegios públicos de Bogotá. Sería inhumano desconocer estos logros que tuvo la capital del país durante estas tres administraciones. Sin embargo, debo lamentar el hecho de que rezagaron los temas de infraestructura.
Se necesita que el próximo alcalde posea la sensibilidad para trabajar en planes e ideas que permitan mitigar impactos negativos en poblaciones de alta vulnerabilidad sin distingo alguno, combinada con la capacidad para trabajar en los mejoramientos en temas de infraestructura en vías y barrios de la ciudad, que se han rezagado durante las últimas tres administraciones.
El único que desde mi punto de vista reúne estas dos condiciones es el candidato Rafael Pardo. Su experiencia como ministro de Trabajo, ministro de Defensa y exalcalde encargado de Bogotá no se puede desaprovechar.
Aquí no se necesita un alcalde como Enrique Peñalosa que nos venga a construir una ciudad faraónica, donde el andén sea la muestra fehaciente de que no existe diferencia entre pobres y ricos; nada más ridículo que eso. Que además tenga actitudes de Mesías, de creer que si no es con él, la capital no tiene salvación.
Tampoco se necesita de una alcaldesa que se haga la de la vista gorda ante hechos de corrupción pública y carteles de contratación, porque como cabeza de la administración debe estar vigilante ante cualquier situación que amenace los recursos públicos de la ciudad.
Aquí no se necesita un alcalde títere de un senador y expresidente autoritario que solo piensa en la guerra. Lo que se requiere es alguien que piense y decida con mente y cabeza propia.
En Bogotá lo que se necesita es un alcalde que piense en temas de una forma integral; que tenga claro que aunque Gustavo Petro como gobernante es malo, no todo lo que hizo fue malo, y que lo poco que hizo bien debe tener continuidad. Que sepa y sea consciente de que en la ciudad el problema del tráfico no es de menos carros sino de más vías, y que estas no pueden descongestionarse si se les reduce su tamaño en lo ancho para ampliar andenes, porque los bogotanos no van a dejar de comprar su carro para subirse al Transmilenio, y mucho menos para caminar sobre andenes peñalosistas. Por tanto la solución no es Transmilenio y tampoco son más andenes, sino más vías. Eso lo sabe muy bien Rafael Pardo.
Por último, no sería lógico que se desperdiciara la experiencia que como ministro de Defensa tiene Rafael Pardo, mucho menos ahora que la ciudad enfrenta un problema de inseguridad que se ha salido de control por la falta de articulación entre la Secretaría de Gobierno y la Policía de Bogotá, divorcio lamentable que viene ocurriendo desde que la izquierda se tomó a la ciudad, incluso con Clara López como cabeza de esta cartera. Hoy vemos las consecuencias de esta separación: rostros quemados con ácido, robo de celulares, robo de carteras, robo en sitios comerciales, robo de bicicletas, robos y más robos, lo que hace concluir que la ciudad no es peligrosa por el número de homicidios, sino por el número de robos.
Por estas y más razones considero que la mejor opción para Bogotá en materia de candidatos para el cargo de alcalde Mayor de la ciudad es Rafael Pardo. Porque se necesita una persona que construya, no que destruya lo que hicieron sus antecesores porque se tiene el complejo de Adán (De creer que la historia comenzó con él).
Es por eso que, utilizando las palabras de José Acevedo y Gómez, invito a los bogotanos “a no perder estos momentos de efervescencia y calor, a no desperdiciar esta oportunidad única y feliz”, para que la capital del país recupere el norte perdido, sin dejar de preocuparse por las poblaciones vulnerables que en ella habitan, tratándolos como ciudadanos con derechos y no como personas dignas de lastima.
@sevillanojarami
