A estas alturas de la vida los reincorporados de la exguerrilla de las Farc, especialmente quienes ocupan las 10 curules en el Congreso de la República, deberían tener claro que el nuevo papel que cumplen en la sociedad los obliga a guardar prudencia en cada una de sus actuaciones. Especialmente cuando de recordar hechos o personajes que para la mayoría del país produjeron dolor y sufrimiento se trata.
Hablo del desafortunado homenaje a Víctor Julio Suárez Rojas, alias Jorge Briceño Suárez o Mono Jojoy, y las también desafortunadas palabras de la senadora del Partido Comunes Sandra Ramírez al referirse al guerrillero, que murió tras un bombardeo a su campamento durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
“Hoy recordamos al Mono, al comunista íntegro, al que nos llamaba a las mujeres a dirigir las formaciones, a ponernos al frente de la lucha”, dijo Ramírez recordando al Mono Jojoy. Son palabras que para ella puede que sean sonoras, pero para la mayoría de los colombianos que vivimos una época de pánico y angustias por sus sanguinarias acciones en medio del conflicto armado, resultan ofensivas.
Me da la impresión de que los señores del Partido Comunes no han entendido que el perdón que pidieron a los colombianos no debe ser solo de palabra, y que este, luego de solicitarse, debe ganarse demostrando arrepentimiento por el dolor causado a los nueve millones de víctimas que ha dejado la guerra.
Sigue a El Espectador en WhatsAppSi los señores reincorporados continúan con actos desafiantes como el homenaje al Mono Jojoy, solo van a provocar que dentro de cuatro años la sociedad les pase la cuenta de cobro negándoles el acceso a las curules, bien sea en el Senado o en la Cámara de Representantes. Lo anterior, por mencionar un solo escenario, porque lo mismo va a pasar en elecciones a cualquier cargo de elección popular local o nacional.
Para colmo, la senadora Ramírez dice que las personas que fueron secuestradas por la entonces guerrilla de las Farc tenían “comodidades” en medio de la selva. Por favor. Qué palabras tan fuera de lugar. No se puede calificar como “comodidades” al hecho de obligar a un grupo de personas a permanecer enjauladas en medio de una cerca con alambres de púas, expuestas a las inclemencias de la selva. ¡Qué frases más inhumanas! ¡Qué falta de decoro!
¿Es así como pretenden que se les dé una nueva oportunidad, señores del Partido Comunes? ¿Tiene entonces razón la excongresista Íngrid Betancourt cuando dice que a ustedes les falta pedir perdón de corazón? ¿En serio ustedes creen que las condiciones en las que estaban los secuestrados eran cómodas y llenas de lujo?
Ojalá no les esté pasando lo mismo que les pasa a algunos exguerrilleros que conozco, cuyos nombres no voy a mencionar, pero que es claro que se reincorporaron dejando sus mentes en la selva. Espero que a los exmiembros de las Farc no les esté pasando lo mismo.