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Las Farc tienen razón

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Óscar Sevillano
31 de marzo de 2016 - 02:30 a. m.
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No culpo a la sociedad colombiana si no entiende lo que significa la firma de la paz. Responsabilizo al Gobierno Nacional, por no saber explicarlo y por caer en incoherencias como lo es su propuesta de las llamadas zonas de concentración.

 

Me gustaría que el presidente Santos nos dijera a los colombianos quién es la persona en su equipo de trabajo que se le ocurrió apoyar, en el momento en que se daba la discusión en el Congreso de la República para su debida aprobación, la idea de instalar esas zonas de concentración en lugares apartados de la población civil. Si eso va a ser así, ¿a qué tipo de reconciliación nacional le vamos a apostar?

En esta ocasión tienen razón las Farc y no está bien que el Gobierno Nacional no sea capaz de entender lo vital que resulta en un proceso de paz que la sociedad civil tenga la oportunidad de interlocutar directamente con quienes a futuro se vienen a la vida sin armas.

Si el presidente fuera Álvaro Uribe o alguna de sus obedientes ovejas en el Centro Democrático, no me parecería extraño que se apoyen ese tipo de iniciativas. Es más, podría estar seguro que, como primer mandatario, sería capaz de firmar un convenio con la NASA para enviar a los guerrilleros de las Farc que se desmovilicen, para que ayuden a colonizar Marte y así de paso establecer el planeta rojo como una zona de concentración.

Pero con un mandatario que se ha jugado su prestigio y credibilidad con un proceso de paz con la guerrilla más antigua de América Latina, que acaba de iniciar unos diálogos formales con la insurgencia del Eln, grupo que por su estructura tan compleja, no resulta fácil de llegar a un acuerdo, no se entiende cómo presenta semejante idea en una mesa de conversaciones que busca traer a la vida sin armas a las Farc.

¿Será que en la Oficina del Alto Comisionado, órgano encargado de asesorar el proceso de paz, no se dieron a la tarea de revisar los proceso de paz anteriores? Si no es así, me permito entonces contarle a Sergio Jaramillo y a su equipo de trabajo que para la desmovilización del M -19, fue necesario llevar a sus integrantes al municipio de Corinto –Cauca. Lo mismo sucedió con la Corriente de Renovación Socialista que reunió a sus integrantes en Flor del Monte –Sucre. Todo esto sucedió en presencia de sus pobladores.

No entiendo entonces la razón por la que en esta ocasión las cosas tienen que ser diferentes, y que al Gobierno Nacional se le ocurra apoyar la idea de que estas zonas de concentración deban ser en lugares apartados de la población civil. Pregunto entonces, ¿en qué momento se iniciarán los acercamientos con los colombianos de a pie? ¿Cómo se pretende que los municipios y veredas acojan a los guerrilleros que se desmovilicen, cuando no se les permite a quienes se desmovilizan un mínimo de acercamiento con anterioridad a la firma de la paz? Y lo más importante, ¿Qué significa para Juan Manuel Santos y para la Oficina del Alto Comisionado para la paz la palabra reconciliación?

En una mesa de conversaciones que busca ponerle fin un conflicto armado, la razón no siempre la tiene quien se encuentra en la legalidad, en este caso, los delegados del Gobierno Nacional. También la pueden tener quienes empuñan las armas; no hay que olvidar que en el fondo estos tienen una motivación política. Por esto es que en esta ocasión debo decir, sin titubear y sin miedo alguno al debate que se puede suscitar, que la razón la tienen las Farc.

@sevillanojarami

 

 

 

 

 

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