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Al cierre de esta columna de opinión la ocupación de las UCI en Bogotá estaba en el 55,6% con un total de 845 casos nuevos, lo que quiere decir que una vez más vamos en aumento de contagios de COVID-19 en la capital del país y que la tan anunciada tercera ola está a la vuelta de la esquina.
Puede ser que suene bastante cansón insistir en lo mismo, pero es necesario decir que esto depende del ciudadano y no de las autoridades llámese alcalde, gobernador o presidente. De nada sirven las medidas si las personas del común no las acatamos y caemos en el error de creer que porque el país se encuentra en medio del proceso de vacunación, estamos salvados.
Es aquí donde probamos lo responsables o irresponsables que podemos ser los seres humanos.
Llegó la Semana Santa y como van las cosas en materia de contagio y ocupación de UCI, podríamos estar condenados a vivir una verdadera semana de pasión por cuenta de no hacer caso y creer erróneamente que el coronavirus es cosa del pasado.
Basta con que se mire lo que está ocurriendo en Santa Marta que registra una ocupación por encima del 95%, con más de 27.000 contagios de COVID-19 y donde se hizo necesario el traslado de pacientes a Cartagena para evitar el colapso de clínicas y hospitales. Por supuesto, esta situación no llegó por sí sola a la ‘Perla del mar’, según las autoridades esto se debe a la multitud de turistas que ha llegado a la capital del Magdalena en los últimos días. Otro de los casos que comienzan a preocupar es el departamento de Córdoba donde el nivel de ocupación de camas de cuidados intensivos está por encima del 70%.
Aun así la indisciplina social y la incultura que se ve en estos territorios no cede ni un ápice. Es como si a estas personas poco y nada les importara su salud y la de sus familiares y amigos cercanos. Como si solo interesara el momento y pasar cinco días de buena fiesta así se corra el riesgo de enfrentar una batalla de quince días en una UCI luchando por sobrevivir a una enfermedad.
Me da la impresión de que el país, especialmente Bogotá, no aprendió la lección que quedó durante el mes de diciembre de 2020, cuando las aglomeraciones y fiestas estuvieron a pedir de boca y la cantidad de personas contagiadas por el virus se disparó.
En Colombia el virus está activo y la única manera de detenerlo es siguiendo las recomendaciones, especialmente en épocas de receso laboral como la Semana Santa por ejemplo, en donde lo único que piden las autoridades es usar el tapabocas y evitar las aglomeraciones, ¿para qué?, sencillo, para evitar pérdida de vidas, porque en este caso, lo que prima es el cuidado de la vida del ser humano.
Evitar que el contagio del COVID-19 no se dispare en Semana Santa y no nos obligue a vivir una semana de pasión, depende de nosotros los ciudadanos.
