Últimamente ha corrido la versión en algunos sectores políticos, especialmente en el Centro Democrático y del mismo Gobierno nacional, de que cuando hay reclamos y manifestaciones ciudadanas también hay que pensar en quienes no marchan.
Por supuesto que hay que pensar en quienes no marchan, especialmente porque son personas que no pueden salir a las calles a manifestar su inconformismo porque sus quehaceres diarios no se los permiten o sencillamente porque no les gusta estar en medio de una marcha, pero esto no significa en ningún momento, que no participen en una jornada de protesta porque defienden o les gusta lo que desde la presidencia de la república se hace, y en el caso de Duque, lo que no se hace.
Si lo que pretenden el Gobierno y sus allegados, recordando a quienes no marchan, es hacernos creer que hay una mayoría que están con sus políticas, y que como son más los que no están en las calles gritando, “abajo, abajo, abajo”, tiene entonces permiso absoluto para implementar lo que le parezca y a la manera en como al presidente le guste, pierden su tiempo. Eso es tanto como decir que como fueron más los que no votaron en las elecciones en 2018, entonces los resultados de esta jornada son ilegítimos.
Invito al Gobierno Nacional a que observa también a los que golpean la cacerola en sus ventanas cada vez que se realizan estas protestas a ver si también les parece que esto es una minoría.
Por supuesto que hay que pensar en las personas que en lugar de participar en una jornada de protesta se dirigen a sus labores diarias, pero no para tomarlos como la excusa perfecta para deslegitimar una protesta, sino para que se les brinde las garantías y estos puedan desplazarse a donde necesiten.
Por lo anterior, no es para loable que se utilice una protesta para actuar como un vándalo destruyendo todo lo que se encuentre a su paso, sin importar a cuantas personas se expone al peligro, porque además, se desdibuja la imagen de una marcha que por supuesto representa las miles de inconformidades de millones de ciudadanos de estratos 1, 2 y 3.
Tampoco puede ser que con el argumento de que hay que defender la institucionalidad, la fuerza pública agreda a los manifestantes sin razón de ser y, lo que es peor, que cuando hechos como estos ocurren, la línea de mando acuda a esas especie de “pacto de silencio” para cubrirse la espalda y no se sepa quién dio la orden.
Si estos dos hechos no se presentaran en medio de las manifestaciones en Colombia, quienes no participan en una marcha, repito, porque sus quehaceres no se lo permiten más no porque defienden al presidente, no sentiría que su derecho a la libre movilidad está siendo afectado y de paso no serían tomados por el Gobierno Nacional y sus amigos, como el argumento perfecto para deslegitimar las manifestaciones.
Cambiando de tema: Me da la impresión de que algunos uniformados de la Policía fueron llevados al debate de moción de censura al ministro de Defensa en la Cámara de Representantes, con ánimo provocador, y los congresistas de oposición que mostraron su inconformidad con su presencia pescaron el anzuelo.
@sevillanojarami