Muy bien que Gustavo Petro haya ganado la Presidencia de la República porque no era sano ni responsable someter al país al poco conocimiento que de sus territorios tiene el señor Rodolfo Hernández.
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Ahora el reto para el nuevo presidente es el de gobernar para todos, es decir para ricos y pobres, por supuesto poniendo especial cuidado en la gente pobre, porque este es un país de mayorías pobres y nunca ha sido de mayorías pudientes. Otra cosa es que muchos creen serlo y quieren lucir como si lo fueran.
Lo primero que debe hacer Gustavo Petro es construir una coalición en Cámara y Senado porque lo que le espera en el Congreso no será nada fácil. Es por eso que debe convencer a la Alianza Verde que ya ingresó al combo y al Partido Liberal donde hay más de uno con ganas de no perderse un poquito de la repartición de la torta, de ponerse la camiseta y trabajar por sacar adelante los temas de tenencia de la tierra, reparación a las víctimas del conflicto, relaciones internacionales, mejor distribución de la riqueza y cuidado del medio ambiente.
Otro asunto que debe hacer Gustavo Petro es evitar que su vicepresidenta, Francia Márquez, quien se caracteriza por ser una persona ingobernable, se convierta al interior de su equipo de gobierno en una segunda versión de lo que fue Angelino Garzón en el primer período de Juan Manuel Santos, quien como bien sabemos acostumbraba a meterse en todos los temas causando serios conflictos en el gabinete ministerial. Es por esto que su función, mientras se crea el Ministerio de la Igualdad debe ser clara y precisa.
Problemas habrá y por montón, especialmente, porque el Centro Democrático no va a reconocer el desorden que causó la pésima gestión de Iván Duque, es por esto que Petro debe lograr a como de lugar que al interior de su equipo de gobierno exista armonía y se comunique de la mejor manera, porque una buena gestión mal comunicada se convierte instantáneamente en una mala gestión y, sí sería muy triste que las personas que delegue el presidente electo para esta misión, no lo entiendan.
Ahora, bajo ninguna circunstancia Petro puede darse el lujo de perseguir periodistas o medios de comunicación, y más bien debe tratar de dialogar permanentemente con ellos y su equipo de prensa debe dar respuestas inmediatas a cualquier requerimiento o petición que se eleve.
Por supuesto que no puede tampoco pelear con la clase empresarial y, en ese sentido, apoyo y aplaudo la decisión de buscar acercamientos con Venezuela para reabrir la frontera, porque el show tan vergonzoso de Iván Duque con su famoso concierto y ganas de tumbar a Nicolás Maduro, que todavía sigue en el poder, para lo único que sirvió fue para que comerciantes y empresarios colombianos que tenían negocios con el país vecino se fueran a pérdidas y para que el tráfico ilegal de contrabando a través de las trochas aumentara.
El asunto que más preocupa del gobierno entrante de Gustavo Petro es su relación con las Fuerzas Militares y de Policía, a quienes debe respetar y escuchar porque son ellos quienes le ponen el pecho a la guerra y combaten la ilegalidad. Por supuesto que hay que hacer reformas y muy seguramente profundas, pero esto debe partir de un diálogo constante con ellos y no con base en imposiciones y órdenes tajantes que pueden sonar a arbitrarias.
No podemos olvidar tampoco la relación que debe existir entre la Presidencia de la República y la Alcaldía de Bogotá, que no puede ser en ningún momento, tirante, y es por eso que el electo mandatario debe despejar cualquier duda o temor que con justa razón tienen muchos bogotanos sobre su compromiso con el metro para la ciudad, que ya inició su construcción y que no se puede ni se debe reversar dejando que lo que se ha hecho se convierta en un elefante blanco.
Son mucho los retos que tiene el nuevo presidente de la República para gobernar un país que queda descuadernado, y en la ejecución de su gestión estaremos vigilando quienes ejercemos el oficio de periodista, para destacarla cuando se lo merezca y señalar cualquier error que se pueda presentar.