Una de las grandes preguntas que me genera la actuación del presidente Juan Manuel Santos en la manera en cómo ha tratado a las poblaciones étnicas en Colombia que no son poquitas en número de personas, es la razón por la que aparentemente muestra una actitud un tanto despreciativa hacia ellas.
Esta es la hora en que todavía no me explico como por ejemplo, no se aprovechó el momento en que miles de personas en su mayoría Afrodescendientes y población indígena, que llegaron desde distintos municipios de toda la región del Urabá hacia Necoclí aquel 12 de febrero de 2012, no solo para inaugurar la Ley de Víctimas que durante mucho tiempo el país entero venía pidiendo, sino también para tener la oportunidad de interlocutar en un diálogo directo con el primer mandatario, no se les escuchó en ese momento.
Muchos esperaban que el jefe de Estado se bajara de la tarima para compartir con la gente, sin embargo no fue así. Este se limitó a caminar desde el lugar donde aterrizó hasta el Diamante de Beisbol, sembrar unos cuantos árboles en el camino, darle la mano a algunos pobladores del municipio para luego subirse a la tarima a declamar su discurso y retirarse del lugar, como si las personas que estaban allí no tuviesen derecho a ser escuchadas.
Esa misma impresión de desprecio hacia una etnia se volvió a sentir hace poco, cuando a la celebración del Plan Colombia que se hizo en la Casa Blanca, no fue llevado ningún líder Afrodescendiente en la comitiva presidencial y si en cambio se prefirió llevar a un grupo de personas que poco representaban a esa “Colombia Profunda”, para la que el componente social de este acuerdo bilateral entre nuestro país y los Estados Unidos, iba dirigido.
Uno no entiende como para una visita clave a la Casa Blanca, se deja por fuera a líderes territoriales en Colombia que conocen las necesidades de la región y que han trabajado día a día para sacarlas adelante y si en cambio se prefiere invitar a la ex Miss Universo Paulina Vega, por ejemplo. Estaría tranquilo si por lo menos dentro de la comitiva hubiese estado Amparito Grisales, quien en su físico tiene rasgos de indígena Muisca. Lástima que ella no lo reconozca.
¿Desde cuándo Paulina Vega, una mujer de rostro y medidas perfecta es experta en el Plan Colombia?; ¿Es que acaso fue beneficiaria de este acuerdo bilateral?, si es así, la invito entonces a que nos haga un balance sobre los alcances positivos y las fallas que se presentaron durante la implementación de este acuerdo o que por lo menos nos diga cuales fueron las soluciones que llegaron a su vida, tras el impacto de las medidas que llegaron luego de que se iniciara su aplicación en los territorios de nuestro país.
Esa realidad territorial que el Gobierno Nacional parece desconocer y despreciar, es la que se debe tener en cuenta en el momento de darle inicio a la implementación de los acuerdos de paz que se firmen en la Habana. Es por esto que resulta vital en el momento de rehacer el gabinete ministerial, que en su interior se contemple la presencia de líderes tanto indígenas como afrodescendientes.
El presidente Santos debe saber, por ejemplo que la no inclusión de afrocolombianos en el gabinete ministerial y la falta de participación e inclusión en los diálogos de paz, ha llamado la atención en Washington y no tenerlo en cuenta sería un grave error, sobre todo en estos momentos cuando el Presidente Obama comenzará a darle trámite a la aprobación de un nuevo paquete de ayudas de los Estados Unidos que ayude a dar inicio al Plan Paz (segundo fase del Plan Colombia).
Este Plan Paz traerá consigo componentes territoriales que se deben implementar con características diferenciales, porque es claro que las regiones de Colombia son diferentes la una de la otra, por tanto es necesario que se nombren el equipo de Gobierno a verdaderos líderes sociales, de tal forma que se logre una verdadera unidad nacional, evitando limitarse únicamente a complacer políticos del corte de David Luna o Gina Parody por ejemplo, quienes por muchas capacidades que puedan tener, dudo mucho que se identifiquen con la etnia Embera, Nasa, Arahuacos y muchos menos con la población afrodescendiente de las regiones Pacífica y Caribe.
En pocas palabras, ya es hora de que nos dejemos de creer de sangre azul y reconozcamos que Colombia es un país de mayorías indias, negras y de gente pobre.
Que la verdadera minoría, es aquella que se dice de casta y de elite.
Nombramientos de líderes indígenas y Afrodescendientes en el gabinete ministerial, serían la mejor manera de demostrar de que el presidente está interesado en lograr unidad en los temas del país, en lo que es necesario contar con las capacidades y conocimientos que del territorio tienen estas etnias, que de paso sea dicho merecen ser tenidas en cuentas para ocupar los ministerios más importantes, es decir Defensa, Hacienda, Interior o Relaciones Exteriores.